
A las once fue la cita y no me olvidé de ir. Un domingo temprano con la convocatoria a ver un ensayo de esa tremenda orquesta como lo es Coco y su Sabor Matancero, músicos de amplia trayectoria y con muchas ganas de ser conocidos, ya que a pesar de las redes sociales la escritura no pierde importancia.
No todo lo que describe la imagen es como se ve; hay sentimientos y detalles que un video no recoge, protagonistas de la música que la crean, la tocan, y como siempre Swing Latino le da voz a aquellas que nadie conoce, al ejecutante que está en la parte de atrás, casi invisible, pero responsable de la sonoridad.
El primero en entrevistar al azar fue Igor Cochyze Cuellar Marcano, quien interpreta dentro de la orquesta el timbalito, instrumento similar al timbal o timbaleta, pero ligeramente más pequeño. Se trata de un percusionista y abogado con 60 años de edad, quien nos contó sobre los aspectos más resaltantes de su vida musical.
Los inicios de Cochyze
-Estoy tocando desde los 12 años, empecé con un timbal que me regaló un árbitro famosísimo venezolano, Francisco Ramírez, ahí empecé a escuchar discos. Mi papá era melómano, le gustaban los discos, me daba plata para tener que ir a comprar discos en la avenida Urdaneta, Baralt, Fuerzas Armadas, en todos lados donde estaban la venta de discos y esas cosas.

Aparte de eso, mi papá era muy apasionado a la salsa, de hecho, las revistas Swing Latino las comenzamos a comprar porque él sabía, tenía conocimiento y entonces las coleccionamos. Por otra parte, en cuanto a la música empecé a estudiar música en la Zona Colonial de Petare, soy de Petare, El Cerrito, eso queda frente a la redoma de Petare, frente a la Zona Colonial; ésta tiene los dos primeros barrios de Petare que son La Agricultura y el Cerrito, o sea, estamos al frente y bueno, empecé por allí a escuchar música.
-Más o menos ¿qué año fue?
– Bueno, yo tengo 60, yo tenía aquí 12 años, nací en el 65… en el 75 son 10, en el 77 empecé, ahí, en el 77. Aparte de eso me dediqué a leer los créditos de los acetatos. Allí aparecían los nombres del timbalero, que venían de los voceros, que venían de las revistas, y entonces creamos una especie de estudio, fue ahí cuando conocí a Guachafa, José Félix Guzmán, que es mi padrino, y a Luis Pacheco. Entonces, ahí empezamos a escuchar pura candela, la salsa buena que nunca nos gustaba a nosotros, ahí empezamos a conocer la música, estudié música dos años, teoría y solfeo. Me fastidié porque el mismo profesor decía al que viera tocando música popular por ahí, lo sacaban de la escuela, claro era escuela de música en la Zona Colonial, y en ese tiempo los sinfónicos eran muy escépticos con esa cuestión.
Entonces uno tenía temor, no estudiaba; tuve la oportunidad de conocer a Benigno, que es un excelente percusionista y bueno tuve la teoría, empecé a estudiar la música, pero en ritmo, lo que es la partitura en ritmo con él. Cristóbal Petit, que era el conguero de Oscar D León, fue mi mentor también, y ahí empezó esa trayectoria. A los 18 años me gradué de bachiller.
– ¿Fundador de La Cuadra Latina?
– Fundador de la Cuadra Latina de Petit. Se fue Nené Petit para la Orquesta Bronco, entré y se fue Enrique Sojo para la Bronco también, entró Carlos Guzmán, que es el hermano de Guachafa, estábamos pela’itos los dos debutando, 15 y 13 años. En ese entonces tuvimos la suerte de acompañar, de tocar junto con Rafael Muerto Silva, que era el trombonista de La Cuadra Latina, y el maestro Henry Camba en la trompeta. Uno veía eso y decía: «¡guao!», con esos esos monstruos ahí con 15 años sentía que se me salía el corazón porque uno estaba muchacho.

Entonces seguí tocando con «La Cuadra», pensé que con la universidad no iba a poder, me gradué de abogado en el año ‘89 pero yo seguí con mi música, seguí estudiando, y he tocado con varias agrupaciones, y de hecho tengo años tocando con Coco, desde el ‘97, en el timbalito.
Nuevamente me incorpore con él, soy el timbalero oficial desde que se fue Frank Márquez, él estaba en esa oportunidad y yo no estaba. Toco con la actual Cuadra Latina, toco con una orquesta de Petare, estuve tocando con una orquesta de trombones, siempre estoy en movimiento, claro, eso sí, no dejo mi ejercicio (abogado) porque me dedico a eso.
Las influencias musicales
– ¿Cuál fue tu héroe musical?
–Soy fanático de Orestes Vilató. De hecho, los temas que él grabó en los discos, yo los fusilaba en Guadalupe. Eduardo Morales también, los temas de El Gran Combo, Tito Puente, Nicky Marrero, Alfredo Padilla, de hecho, el tema Quién la tumbó yo lo toco idéntico, yo una vez escuché en una entrevista que hay que escuchar mucha música porque uno cuando escucha mucha música aprende, de hecho a veces yo voy a tocar con una orquesta y me dice «toca el tema tal», y se los toco ya que domino las tres percusiones: bongó, tumbadora y el timbalito también, porque cuando sacamos La Cuadra Latina y tocamos en El Maní es así y en La Habana Vieja, en ese tiempo tocábamos tipo Sonora Matancera con el negro Máximo Sánchez, mi hermano y amigo. Empezamos a buscar lo que era el concepto de la Sonora Matancera, cómo tocaba Manteca (José Rosario Chávez), el timbalito y también cómo lo tocaba Papaíto (Mario Muñoz Salazar), esas son las personas en los que me inspire, y su ejecución me influyó, aprendí escuchándolos a ellos.
-Referente de Alto Calibre entonces:
– A Cheo Navarro también lo conocí, asustado, tocábamos en el en El Maní, y me la pasaba asustado en los temas porque él estaba allí, no quería equivocarme.

-Tienes tu toque, tu matiz personal.
-Sí, hay matices, hay cosas de uno, se practica, se ejercita y se pone en práctica. Por ejemplo, una vez Cheo Navarro me dijo en una presentación que se parecía la ejecución a la de Mike Collazo, porque me gusta el timbal que es un instrumento membranófono; es decir, el timbal habla. No es solamente pegarle; él canta. Si tú quieres que recite, recita, Tito Puente lo hacía recitar, desde mi punto de vista, pero hay otros que los hacen cantar y hablar, sin maltratar al instrumento.
– ¿Qué significa para ti el instrumento?
-Es una relación muy íntima, porque el estrés, la tristeza, todo eso yo lo saco con los instrumentos. Fíjate que compraba muchos discos cuando estaba muchacho, mi papá me daba plata para eso y estaba fascinado también por el clarinete, quería comprar uno; tenía el timbal que me regaló el amigo mío, y me propuse con el próximo dinero que me entregase mi padre comprarlo. Me fui a Musical Roma, que queda en Chacao, empezando la Libertador. Cuando entré ya había visto el clarinete, no me acuerdo qué marca era, y cuando volteo, veo una conga LP modelo Patato Valdés, rojita, todavía la tengo, y un bongo LP, y una campana, y eso fue lo que yo me llevé para mi casa y no el clarinete.
Cuando llegué a mi casa, mi mamá me pregunto por el clarinete, y le dije “no, fue esto lo que compré” y así me casé con la percusión, porque me fascina. Mi hijo, que está en España y tiene 23 años, cuando lo metí en El Sistema, el día que estamos en el concurso para el Conservatorio Nacional de Música de Madrid, y quedó, el niño cuando llega a la casa, llega con un clarinete, imagínate, yo me puse a llorar: él escogió este instrumento sin que yo lo influyera. En conclusión, el instrumento para mí es mi vida.

Yo dedico una hora diaria, practico, siempre he dicho que la música es como el deporte, uno tiene que estar en movimiento, no hay que soltar el instrumento, para que tengas tu método de control, para hacer tu ejercicio, tu muñeca, porque eso es un ejercicio.
A veces hay que improvisar
– Cuéntame una anécdota, una de esas curiosidades como músico
-Tengo dos: Una vez fuimos a tocar la concha acústica de Río Chico con La Cuadra Latina, como te dije estaba “Muerto” Silva; Henry, tocaba La Salsa Mayor y cuando estaba rodando en la carretera, ya llegando, me doy cuenta que se me quedó el baquetero, no tenía baqueta para tocar.
En La Salsa Mayor estaba tocando Juver, que es de San Agustín, y no fue. Tuve que buscar en el pueblito, pidiendo en las casas con Carlitos, Guzmán, y Nené Petit, pidiendo ganchos de ropa de esos que traen un palito de madera para que sirvieran de baqueta, y les puse teipe. Y toqué con La Cuadra Latina.
El trombonista William Puchi -que en paz descanse-, conocía a Nené y le dijo a Leo Pacheco: “mira Leo, ese chamo que está toca, toca, se sabe todo el tema, porque nos está fusilando los temas de La Salsa Mayor” y ese día, con las mismas baquetas Nené Petit tocó esa noche el timbal con La Salsa Mayor.
La otra fue con Pibo Márquez, me llevó mi amigo Pilingo, de repente había muchos cortes en canciones tradicionales y yo le decía: “Maestro, con todo el permiso y el respeto, ese corte no es así”. Pibo, que es un fenómeno, chequeó los temas y se daba cuenta que era como yo le decía, pues, porque tengo esa perfección del que el corte hay que hacerlo como es, como debe ser, entonces cuando íbamos a tocar el me decía “Cochyze, ¿cuál es el corte?”.
– ¿Hay algo que le falta a la salsa en Venezuela?
– Fíjate, particularmente te puedo dar 20 discos y tú me los vas a poner y yo te voy a decir qué orquesta es de la salsa anterior, porque todos crearon su propio estilo. Ahorita yo me he dado cuenta que la música en Venezuela, cuando escuchas un arreglo de los años a veces ni siquiera distingues quién es el cantante, ya sabes que es comercial. Pero he percibido eso de que los arreglos los hacen de una manera que parece más bien como los años ‘80, cuando la salsa, no sé qué pasa, se ha perdido mucho esa tradición.
– No se ha implementado una renovación real dentro de la selección venezolana?
– Es así, porque tú escuchas a la orquesta de Palmieri con dos trombones, la de Willie Colón con dos trombones y mira cómo sonaban diferentes esas bandas. Aparte que eran unos temas comerciales para bailar. Igual a Ponceña. Nosotros tenemos que tocarle música al bailador, ¿me entiendes? Hay bailadores que les gustan las descargas, es verdad.
Tengo los acetatos de El Gran Combo, que eran unos discos pesadísimos luego del Caballo Pelotero, en la época de antes que era trompeta, trompeta y saxofón ¿cuál fue la innovación que hizo Rafael Ithier? Cuando metieron el trombón con un Fanny Ceballos. Ahí cambió, y mira lo que es El Gran Combo hasta hoy. La Ponceña igual, fíjate, tú te pones a escuchar los temas de la Ponceña, cuatro trompetas, pero eso es una cuestión que da la armonía y la percusión, cada uno en su estilo característico.
Cochyze de cara al futuro
– ¿Cuál sería mensaje a los compañeros músicos que están comenzando?
– Hay que tener mucha humildad, hay que tener mucha humildad, porque uno la tuvo con los más grandes que uno. Fuimos humildes, muy discretos. He visto muchos chicos que son excelentes, pero no tienen la humildad. El músico tiene que ser humilde en todas las facetas, aprender de los errores y saber escuchar. Como estudiante se tiene que aprender del maestro.
A esta edad que tengo yo digo, cuando estaba muchacho escuchaba a un viejo hablando y los muchachos de ahora dice que hablan tontería; no es así, porque la experiencia da la autoridad para hablar. Vienen nuevas generaciones mejores unos que otros y no se trata de una rivalidad, eso no es la música; demostrar lo que tú sabes, lo que aprendiste, y saber tocarla. Si agarro un timbal para caerle a palo y no se entiende nada, eso es mentira. Hay que tener conceptos, la clave, cuándo los temas están en clave, todo eso hay que aprenderlo y escuchar muchos discos también.

– ¿Qué significa para ti estar dentro de esta gran familia que es Coco y su Sabor Matancero?
Me siento muy contento, de verdad, a pesar de que yo me separé hace mucho tiempo de Coco, pero estoy de vuelta y bueno, en todo lo que puedo aportar, incondicionalmente, a veces me necesita cualquier cosa Coco, uno como músico, como persona, yo siempre lo estoy apoyando, porque esto es un género que no debería de perderse y este señor es un pionero con este género matancero, sin lugar a dudas.
– ¿Cuál es el progreso que tú has visto dentro de Coco y su Sabor Matancero en cuanto a musicalidad?
– Ha sacado unos temas originales que me parecen fabulosos. Yo grabé el último tema que sacó Coco, que es Un Guaguanco para mi Barrio. Y es totalmente, es un matancero, pero con otro estilo, con más potencia, más fuerza, hay un progreso…
– ¿Hay una renovación?
-Claro, a pesar de que tenemos gente nueva acuérdate que todo eso lo hace el ensamble, el ensayo. Eso es importante. Bueno, esperemos que tengamos los recursos, porque para ahorita hacer una grabación, eso necesita plata, no está fácil.
Aparte de eso, lo que está sucediendo con el músico. Nosotros tenemos un sindicato, que es la Asociación Musical, lastimosamente eso declinó desde hace mucho tiempo. Estoy ahorita trabajando con la Comisión Electoral desde el punto de vista legal para recuperar la Asociación Musical, porque tenemos que recuperarla, no tenemos junta directiva y los estatutos decían que eran dos años que terminaron en el 2003. Mira la fecha que estamos, más de 20 años.
Estamos actualmente en un estado de necesidad, hay muchos músicos que han vendido los instrumentos y para pagar una medicina, sabemos el descontrol que hay con todo lo que viene de afuera, y aquí no hay el apoyo al músico, porque no lo hay. Eso lo sabemos todos, es una cuestión ya particular y decidí ir a apoyar. Estamos tratando de hacer eso, porque ya nos dirigimos al CNE, al Ministerio del Trabajo.
– ¿Crees que sería una solución?
– Fíjate bien, sí necesitamos tener la Asociación Musical activa, porque todo el artista extranjero que venga tiene que pagar los permisos de trabajo, todo el que venga de afuera. Esa Asociación fue fundada en el año 1945, ¿Dónde se está pidiendo ese dinero el dinero que les toca cancelar? Tú vas para México, y te agarra el sindicato tienes que pagar tu visa de trabajo, tienes que dar tu porcentaje y además tienes que tocarle al pueblo de México. Aquí se hacía anteriormente, existía el servicio médico, la Asociación tiene dos inmuebles que pertenecen a los músicos, a todos los que cotizamos, los que somos afiliados. Es como el gremio del Colegio de Abogados, como el Colegio de Bioanalistas, igualito.
Se tiene que lograr esa recuperación porque además se tienen que tarifar los negocios en cuanto al toque de los músicos. No es justo que un portugués, un italiano, un venezolano tenga un negocio y diga “aquí pago 10 dólares”. ¿Tú sabes cuánto cuesta un par de baquetas para yo tocar el timbal? valen 15 dólares. Un par de baquetas, ¿Cuánto cuesta una trompeta? Eso es plata. He hablado con músicos y no tienen ni siquiera un pasaje para ir a un ensayo.
– ¿Tú crees que ese dicho de que el músico venezolano es cotizado a nivel de extranjero porque resuelve es verdad?
– Sí, es muy versátil, se adapta a todo, aparte que tenemos mucha influencia, tenemos la música venezolana que es sincopada, que es difícil, porque dicho por gente extranjera, dicen, “Uy, esa música”; tenemos raíz afroamericana también, de la música venezolana. El músico venezolano agarra un redoblante y monta cualquier cosa ahí; un tamborcito y monta un golpe de fulia. El músico venezolano es muy bueno. Aquí hay una camada de músicos que se pierde de vista, y con los de El Sistema estamos sobrados. Agarran un cantante vallenato y lo acompañan sinfónicamente, antes no existía eso, porque había un tabú y lo han hecho, teniendo resultados extraordinarios.”
Y así nos despedimos de Cochyze, enorme percucionista. Esperamos que hayan disfrutado esta entrevista.
Y Pónle Saborrrr!