(Especial – 14/05/2024) Recientemente se publicó el libro Ensayos sobre la guitarra popular en Venezuela, obra escrita en conjunto por dos de los mayores expertos en el tema; los maestros Alejandro Bruzual y Carlos García Carbó, extraordinarios músicos e investigadores que llevan años hurgando en este tema.
El libro aprovecha una centena (sí, cien) de entrevistas realizadas en conjunto, además de una serie de colecciones e investigaciones previas, para sumarse a la mínima bibliografía existente al respecto, entre otras cosas porque en Venezuela los géneros populares suelen acompañarse con cuatro venezolano, así que la presencia de la guitarra es menor que en el folclore de otros países del continente.
Sin embargo, la solvencia de Bruzual en la esfera de la música académica y la de García Carbó en la etnomusicología son claves y garantía para que (dejando afuera lo atinente a la guitarra clásica, que ya produjo un volumen en su momento), este libro permita abordar con precisión la historia de la guitarra popular en Venezuela, desde los tiempos de la Independencia, pasando por los aportes de Armando Molero, hasta los avances magníficos de Aquiles Báez.
No es el primer trabajo de Bruzual, quien ya ha publicado varias biografías de guitarristas venezolanos, además del citado volumen en torno a la guitarra académica en Venezuela, de 2013 y que forma parte de la colección del Banco Central de Venezuela.
Por su parte, Carlos García Carbó es, aparte de guitarrista, compositor, arreglista, productor musical, docente e investigador, especialista en la tradición y en la música popular del país y con quien tuvimos el placer de coincidir en el Centro de la Diversidad Cultural, hace ya 18 años.
Los dejamos con el texto que el mismo Alejandro Bruzual escribió para presentar este libro:
Ensayos sobre la guitarra popular en Venezuela
Alejandro Bruzual
Acaba de ser publicado Ensayos sobre la guitarra popular en Venezuela, investigación basada en más de cien entrevistas y cincuenta informantes, realizadas junto al ejecutante y mayor conocedor de la música popular y tradicional venezolana en la actualidad, mi amigo Carlos García Carbó, dentro de la vasta colección de aportes que ha hecho la Fundación Bigott, de Caracas, impreso en Editorial Arte, con diseño de Alejandro Calzadilla, séptimo trabajo compartido.
Este libro, como todo lo que intente profundizar en lo popular, confrontó dificultades de todo tipo. Los materiales eran inexistentes o en extremo dispersos. Las mismas entrevistas proveyeron información muy heterogénea y hasta a veces contradictoria. La escasa bibliografía fue casi toda pasiva. De muchos personajes referenciales del instrumento, apenas existen referencias, como del famoso Oscar Fumero Fumerito, el dúo Espín y Guanipa, la maestra Soledad Espinal, y muchos otros de un pasado no tan lejano, no obstante tuvieron presencia pública durante décadas. Ni siquiera, de muchos de ellos, hay una entrevista decente, un reportaje, un buen artículo. La prensa, y cada vez más, parece querer limitar su trascendencia a un día, pero para quienes sí nos interesa el periódico de ayer, sin embargo y de esto, apenas se encontraron rastros. Y sobre los archivos, si los hubo, en realidad pareciera que el país no les da importancia, y todo está por hacerse, mientras la entropía avanza.
Así, intentar historiar lo popular significa remontar las trabas del desprecio que ha sufrido por siglos. No hay que menospreciar, en su encanto, la fugacidad arrasadora de lo oral. Hubo que leer en reversa la misma bibliografía, parte escrita desde visiones hegemónicas que creen defenderse; reflexionar y contextualizar lo que se fue encontrando; organizar y catalogar para darle sentido a la información, para apostar a que se convirtiera en conocimiento. Precisamente, hoy que estamos ahogados en información, parece que cada vez hay menos reflexión. Y si no resistimos, todo se convertirá en artificial y 280 caracteres… Quizás esto haya sido ya una empresa del pasado. Pero se afrontarán otras más, mientras se pueda.
No comenzamos conceptualizando lo popular, sino que se asume como tácito en lo que quedó dentro de sus páginas. Dejamos fuera sólo la guitarra académica, que ya tratamos, historiamos y publicamos (en versión completa) con el Banco Central de Venezuela, en 2013, y que está en proceso de revisión para la Colección Guitarras de Venezuela, de La Castalia, Mérida. Precisamente de ese trabajo se desprende éste, de lo que entonces llamamos Otras guitarras, que ahora queda subsumido en casi cuatrocientas páginas. Como lo dice su título (homenajeando al pionero Ramón de la Plaza), son ensayos independientes, porque mucho no se logra articular a plenitud, sino hacia dentro del tema.
Lo tradicional queda respaldado por la autoridad del profesor García Carbó, con particular atención al joropo que es todo venezolano, y hasta atrevernos a una aproximación propia, que surge al reducir el punto de vista a la guitarra de seis órdenes sencillos (llegada también de España, a principios del siglo XIX). Lo etnomusicológico quedó reducido a su presencia entre los kariñ’as, que no es poco. Lugar especial lo tienen los grandes trovadores como Alejandro Vargas, Armando Molero, Benito Quirós, Andrés Cisneros, Conny Méndez, Marco Tulio Maristany, entre otros, quienes marcaron una época con voces y guitarras. Hay personajes particulares, al lado de ellos pero con funciones distintas, como Enrique Atencio y Soledad Espinal, y una nueva lectura de Rodrigo Riera, a quien ya habíamos biografiado desde la perspectiva académica. A su lado, peculiares acompañantes, desde Luis Barragán, Ignacio Ramos Ramitos hasta Domingo Mendoza y, activo en plena creación, Gustavo Carucí.
La historia de los grupos de música instrumental vinculados al instrumento permitió definir una columna vertebral que pasa por Luis Laguna (y su encuentro con Henry Martínez), Miguel Delgado Estévez, Aquiles Báez (además, uno de los poquísimos solistas) y llega a Edwin Arellano, entre los más jóvenes. Para la canción política, partimos de la Independencia y llegamos a los tres más relevantes: Soledad Bravo, Alí Primera y Gloria Martín, y de ahí un breve repaso por la nueva canción comprometida venezolana, con sus potencialidades y proyectos, con Goyito Yépez, José Alejandro Delgado y Luis Miguel Badaraco, por nombrarlos solo a ellos. También, tantos compositores-guitarristas y la guitarra en muchas funciones, desde lo infantil al humor. Claro, otros temas tienen cabida, incluso importantes, como la radio y la historia de los tríos (entendida del dúo a la rondalla), con el privilegio de los Cantores del Trópico, creado por el inmenso Antonio Lauro, de nuevo al centro del relato de la guitarra en Venezuela, para llegar al apogeo pos-Panchos, con muchos tríos, entre ellos el Venezuela, con el virtuoso Luis Ferrebús.
Apenas se aborda algo de la enseñanza específica de la guitarra popular, cuyo centro fue Carmelo Rodríguez, y un poco de la violería. Pero también hay algunas travesuras, como la guitarra popular en la música de salón del siglo XIX y las guitarras centroocidentales, fósiles vivientes de la organología del instrumento, que habían sido expropiadas por los estudiosos del cuatro venezolano, aún demasiado escasos para quedarse con ellas. Y para esto, precisamente tuvimos la ayuda de un cuatrista-coleccionista, Rafael Casanova.
Se cierra el esfuerzo con un apartado que recorre otras estéticas en el país, contando con la guía también de especialistas, y de nuevo numerosas entrevistas: el son, con Alejandro Calzadilla; el jazz y el rock, que se acercan y se alejan, con la maestría tutelar de Gonzalo Micó, Alex El Marciano Rodríguez y de nuevo, Edwin Arellano; el flamenco, con mucha ayuda que llegó de bailaoras como Tatiana Reyna y Mirnasol Maldonado, hasta la del guitarrista Pedro El Colita Chacón. Finalmente, la música brasileña con testimonios fundamentales de Elba Camejo y Julio Medina. Y en todo, se contó con la sabiduría del maestro Julio Sánchez, quien además copió los ejemplos en pentagrama (trascritos por García Carbó), y la reflexión en diálogo del cuatrista Enio Escauriza, capaz de pensamiento propio.
Seguramente haya unos mil guitarristas nombrados, porque la motivación principal fue honrar a quienes, no obstante trabajaron toda su vida con la música y para la música, no recibieron sino la vida a cambio, como advertimos en el prólogo. De muchos, en efecto, poco conocimos, pero eso entra en diálogo múltiple con los muchos. Y para esto, fueron de particular importancia los coleccionistas de discos, una extraña y entrañable tribu que custodia una memoria que pasa desapercibida, pero que está, gracias a la intermediación de José Cedeño.
Lauro y Riera se crecen de nuevo en este trabajo, porque así han sido vistos por los mismos guitarristas populares. Ellos son la mejor prueba de que no hay conflicto entre la guitarra popular y la académica, como sucede en toda Latinoamérica. Son prácticas sociomusicales y registros distintos, otras formas de transmisión y otras maneras de estriar la tradición y el tiempo. Pero se nutren y han nutrido siempre mutuamente, y el ejemplo de Lauro es el mejor de todos, porque en la historia latinoamericana prosigue al grandísimo Agustín Barrios Mangoré y antecede a otro grande, Leo Brouwer. Así, la escritura apenas esconde su aire cervantino y quijotesco.
Muchos que fueron motivación y compromiso para concluir esto, luego de veinte años de postergación, ya no están, entre ellos, Oswaldo Espín, Pascual García, Teodomiro Rivero, Cruz Felipe Iriarte, hasta el extraordinario Aldemaro Romero, quien primero fue guitarrista que famoso, y el mismo Aquiles Báez, que deja toda su generosidad a los guitarristas más jóvenes. Con cuánta emoción hubieran recibido este libro… Ojalá que sus páginas logren renovar sus memorias y ayuden a valorar mejor tantos méritos, porque ellas tienen mucho de colectivo. Es un secreto a voces escritas, que quisimos rendir homenaje y ordenar la parranda, porque lo popular tiene, no obstante las fuerzas en contra, el pathos de la alegría. Que sea leve, entonces, lo mucho que queda siempre por decir.
Muy pronto, Ensayos sobre la guitarra popular en Venezuela será presentado, y esperamos que llegue y se distribuya por todo el país.
[…] el bautizo de este tomo se prepara un concierto muy especial en el que se unirá el talento de cuatro estupendos músicos […]