Tal vez Nelly Ramos, hermana, (en ausencia de Dervis Romero) pueda decirnos cuántas veces estuvo Ray Barreto en Caracas, cúantos talleres de percusión ofreció, cuántas veces se le escapó a Fania para compartir con los melómanos y músicos de San Agustín, porque lo de ese hombre con Venezuela, y particularmente con Caracas, fue “mucho con demasiado” como dicen los cubanos.
Fue amor a primera vista y no precisamente por paisajes, hermosos, sino por musicalidad. Carlos Nené Quintero, Faride Mijares, Jesús Totoño Blanco y Felipe Blanco, su Bailatino hermano, Orlando Poleo, Viruta Martínez, y por ahí la lista sigue, no sólo que pudieron aprender del manos duras, sino que le hicieron aportes importantes que él estimó altamente.
Raymundo, Ray Barreto, con padres nacidos en Aguadilla, Puerto Rico, ciudad a la que amó y visitó cada vez que pudo, nació en Nueva York el 29 de abril de 1929, hace hoy 94 años. Estuvo en el género que llamaban por allá nioyoricans, es decir, hijo de borincanos que no conocía el país de sus padres.
Cosas de la vida su padre optó por regresar a Puerto Rico cuando Raymundo tenía unos 6 años de edad . Fue su madre, Lola la que lo levantó junto a dos hermanos más. Luego, enrolado en el ejército estadounidense fue enviado a Alemania donde comenzó su coqueteo con el jazz. Era 1946 y él tenía apenas 17 años.
Y fue en Europa donde escuchó por primera vez Manteca de Chano Pozo, de Cuba, interpretada por Dizzy Gillespie. Toda una revelación. A partir de ahí comenzaría un periplo inolvidable para él y para la música latina y del Caribe.
Su Charanga Moderna fue de alto impacto y de ahí hasta la eternidad, su ejemplo, su genialidad percutiva y musical hacen parte indisoluble de la música de esta zona del mundo, con Fania o sin ella.
Estaría cumpliendo este sábado 94 años de edad. Pero Dios dispone.
Lil Rodríguez
Gracias por compartir tantos buenos artículos.