Totoño Blanco: maestro de rumberos

¡Cuéntale a los demás!


A propósito de haberse cumplido el 13 de junio un año más del natalicio de “Totoño” Blanco, sentimos que teníamos un compromiso moral con su memoria, por la estrecha amistad que desde hace mucho nos une a los Blanco de San Agustín.

Este artículo quisimos reproducirlo casi en su totalidad, ya que consideramos que ha sido muy poco lo que se ha escrito de él. Ángel Méndez lo entrevistó y así lo dejó plasmado en su momento para Swing Latino:

Totoño es querido por todo el mundo en San Agustín del Sur. Lo quieren y lo respetan. En alguna parte guardó las congas, el timbal, el bongó y la campana. A veces, en ocasiones muy especiales, el hombre se trepa en los cueros y de los instrumentos salen sonidos limpios, magistrales… Lo que pasa es que Totoño es un maestro. Un “duro” de la tumba y el bongó.

“Mi casa siempre estuvo llena de instrumentos musicales. Era una especie de rincón artístico donde se refugiaban los muchachos del barrio; en cada rincón te conseguías una conga, una guitarra o un tres. La música inundó mis alrededores. Los músicos del barrio siempre nos visitaban y se convirtieron en mi referencia individual y colectiva.

Frank “King Kong” Rengifo, “Chu” Quintero, Ricardo Quintero, Nené, Carlos Daniel (Palacios), Ramón El Zurdo, un guitarrista como pocos. Ya te digo, mi casa era algo así como una cajita de música. Allí se formaron grupos como Los juveniles (gaitero) y Blanco y Negro, conocidos como los Black and White.

¿Formaste parte de alguna banda por esos tiempos?

—Comencé con La Nueva Generación. Al culminar la secundaria ingresé en la escuela de música José Lorenzo Llamozas, y obtuve una especialidad en percusión. Entre sus logros posteriores destacan su participación en la Orquesta Simón Bolívar y la Orquesta Juvenil del Distrito Federal.

Desde 1983 se ha dedicado a la docencia en el área de folclor, un oficio que desarrolla con la dedicación y el fervor propio de quien ama el hecho cultural en todos sus aspectos.

Jesús Antonio “Totoño” Blanco Merlo nació el 13 de junio de 1959, en la parroquia San Agustín, donde aún reside. A comienzos de los años 90 ingresó en Fundarte como instructor y dicta clases en la escuela que lleva el nombre de su padre: Jesús Icelo Blanco.

Eres patrimonio cultural viviente de Caracas desde el año 2007. Esa es una gran responsabilidad.

—Ni te lo imaginas. Yo siento que todo el mundo está pendiente de lo que hago, y por eso no me desvío en mis labores. Para los chamos de San Agustín soy un ejemplo, y ese es un gran peso.

¿Por qué la docencia?

—Mira, trabajar en el medio musical no resulta nada fácil. El músico tiene una cultura muy fuerte, muy particular y eso no lo ayuda mucho. Esas características se dan aquí y en todas partes. Es bohemio, el arte lo libera; el músico es un cimarrón. No lo puedes encerrar en una jaula porque no lo acepta. Necesita ser libre y hacer lo que realmente se se le antoje. El medio es fuerte, y además, están otras cosas de las que prefiero no hablar.

—¿Es allí donde te encierras?

—Yo decido… y me reconozco en mi fortaleza pedagógica… porque eso no es fácil. En 1983 comencé a desarrollarme en ese medio y sentí me gustaba. Sin quererlo, comencé a retirarme del medio. Comenzaron a llegar cosas que me marcaron.

En los ‘80 entré en un estado de rebeldía con relación a la tumbadora y me bloqueé. Fue algo así como… no sabría decirlo; un psicólogo lo diría mejor. Arrinconé mi par de tumbadoras, me peleé con ellas y se las di a mi sobrino y él las tiene. Las compré en 1978, cuando grabé con SieteCueros.

Por los años ‘90 me reconcilié con ellas, pero yo había tomado otro rumbo porque ya daba clases en la escuela Iselo Blanco. Totoño habla de su padre. Él y Felipe, su hermano, aseguran que fue un pedagogo nato. Hay huellas de este instructor en Luisito, Wladimir Quintero, Robert Quintero, Raúl Bolívar, Farides…

“Ellos son ejecutantes, pero yo soy ‘Maestro de música’, y eso es una gran cosa. Quizás aquí no se valore mucho pero en Europa sí”.

Les comentó para complementar que luego de esta entrevista mi padre Ángel Méndez decidió sumarse a esa larga lista de alumnos.

Leyendo, nos preguntamos de donde nace el seudónimo de Totoño y fuimos directo a preguntar a Felipe Blanco. Como siempre, receptivo, nos dijo lo siguiente: esta es la historia del apodo “Totoño” contada por mi hermana mayor Nancy Blanco:

“El sobrenombre Totoño se lo coloco mi papá porque al nacer Jesús Antonio mi hermano menor, fue muy robusto (peso casi 4 kilos) y mi papá comenzaba a cantarle:

Toño retoño
mató a su mujer
con un cuchillito
más grande que él

y le decía mi Totoñito al hacerle mucho cariño y así le quedo ese apodo.

Mi padre Jesús Blanco (El Pure), como cariñosamente lo llamaban en el Barrio Marín de San Agustín del Sur, fue muy reacio a los apodos y remoquetes, pues nos decía que no permitiéramos que nos pusieran sobrenombre, y terminó colocándole él mismo “Totoño”.

Totoño Blanco se nos fue a la rumba del cielo el 22 de septiembre de 2020 a causa de un ACV. Seguros estamos de que allá en la rumba del cielo sigue poniéndole sabor, junto con uno de sus alumnos, mi padre…

¡Saravá por siempre maestro!

5 Comments

  1. José Salazar

    En Venezuela tenemos tantos baluarte del género de la salsa,que podemos hacer una historia de nuestra propia música, gracias por siempre estar allí,colocando en el alto pendaño a la quienes de una manera u otra han puesto nuestra salsa al servicio de la humildad, gracias muchas bendiciones

  2. Marcos Pacheco

    Estuve en su clase a finales de los 90, compartió clases, rumbas, consejos personales y musicales, cervezas, comida…folklore sobre todo. Siempre lamentaré su deceso no es fácil perder a un hermano con esa humanidad, estoy fuera de Venezuela desde hace cinco años y si estuve en contacto con él en muchas oportunidades, su perdida me sorprendió, aún me impacta saber que no está fisicamente. Siempre es referencia obligada en mis conversaciones musicales con personas y músicos a quienes les comento quien fue mi maestro, un tipo con humildad.

  3. Manos Duras - Radio Café Atlántico

    […] por paisajes, hermosos, sino por musicalidad. Carlos Nené Quintero, Faride Mijares, Jesús Totoño Blanco y Felipe Blanco, su Bailatino hermano, Orlando Poleo, Viruta Martínez, y por ahí la […]

  4. Osmel Sosa

    Saludos, bendiciones y mucho éxitos, mi nombre: Osmel Sosa, amante de percusión, de la salsa y la vida, fui alumno y amigo, de Totoño, una referencia en la pedagogía y la música, cómo profesor de Rítmica, tuvimos el privilegio de intercambiar, conocimientos, anécdotas y risas, para mí, estar en sus clases, fueron los momentos más importantes en vida, referente a música y la docencia.

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