¡Larga vida al tango! (no me toquen el negocio)

¡Cuéntale a los demás!

«Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio»

Joan Manuel Serrat

Ante todo, diré que el Tango es uno de los géneros musicales más bellos, completos, complejos, atractivos y estimulantes que la inspiración humana ha podido concebir.

Es por esto que ha trascendido fronteras geográficas, sociales y culturales a lo largo y a lo ancho del planeta, demoliendo barreras idiomáticas sin solución de continuidad, posibilitando el encuentro de personas provenientes de todos los estratos, de todas las latitudes, seres que se encuentran, no para la confrontación, sino para el abrazo, un abrazo sincero y entrañable, desde el momento en que no implica ulterioridades, tan solo compartir un momento mágico, atravesados por una música sin par.

También diré, y es imprescindible señalarlo, que el Tango no sólo implica baile. La danza es consecuencia de algo preexistente, la música, hermanada, en muchos casos, con la letra. En ocasiones fue primero la partitura, en otras la poesía; en otras, por fin, la autoría y la composición nacieron en forma casi simultánea.

La música tanguera implica, a su vez, una serie de aspectos creativos insoslayables: la composición, la dirección, la interpretación y los arreglos.

El tango devenido negocio

Vale decir que, para afirmar que el Tango -como vector cultural y expresión artística- goza de buena salud; se deberían contemplar, analizar, sopesar todos y cada uno de estos aspectos: autoría, composición, arreglos e interpretación (instrumental, canto, baile) …y saber mínimamente, de qué se trata en cada una de estas especialidades.

Otra cuestión, muy distinta, es la referida al negocio del tango. ¿Se entiende? En mayo de 2012 fui invitado a dar un concierto explicado en la Embajada Argentina en Roma. Por supuesto aproveché para visitar las ruinas del Coliseo Romano… ¿Se entiende? RUINAS DEL COLISEO ROMANO.

Alrededor de estos restos edilicios, restaurados en parte, florece un gran negocio: vendedores de souvenirs, pasando por los tipos disfrazados de soldados romanos que cobran por sacarse una foto con el candidato de turno; los vendedores de gaseosas y diversos tipos de refrigerio, los taxistas, los guías, sin contar con las boleterías que cobran un promedio de diez euros por el acceso al circo.

¿Creen ustedes que el falso centurión, el boletero, el expendedor de bebidas, el taxista, el guía, el vendedor de recuerdos, son eruditos en historia romana, o que están medianamente interesados en el valor enorme que para la humanidad representa ese lugar? Puede ser en algún caso. ¿por qué no? Pero permítaseme ser escéptico sobre las motivaciones de la mayoría de estos personajes. ¿Ya se ve hacia dónde va mi discurso?

Por supuesto, yo no digo que el Tango esté muerto, y menos aún que sea una ruina. Sí digo que, como expresión artística, en cuanto a creación musical y literaria, no está pasado su mejor momento, ni mucho menos.

¿“Evolución” o evolución?

Digo, también, que la “evolución” con que tantos se llenan la boca, no es otra cosa que una manifiesta involución, pues evolución implica pasar a un estado superior, y yo no veo que el Tango de hoy día sea superior, no ya al de la “década de oro”, de la que no fui testigo, aunque puedo apreciar la belleza de su creación a través de la discografía, pero tampoco sale airoso de una confrontación con el Tango de los ‘50 hasta mediados de los ‘60, del que sí fui testigo.

Es claro que vemos en el MERCADO cada vez más ofertas de profesores; cada vez más fábricas de zapatos e indumentaria de baile; cada vez más alojamiento para turistas; cada vez más milongas, en todos los horarios, en distintos barrios, ciudades, provincias… y cada vez más “revistas especializadas”, que no son otra cosa que guías milongueras, con notas que resultan, en muchos casos, publicidades encubiertas.

Cada vez más músicos de conservatorio que ven la veta y se dedican al género sin conocimientos, sin convicciones, sin amor; cada vez más seudoescritores que pretenden explicarnos la cuadratura del círculo y hacen refritos de refritos de refritos, describiendo el ambiente tanguero y lo que a ellos les parece que allí ocurre, y nos aburren hasta el hartazgo repitiendo los mismos lugares comunes.

Lo que anda viento en popa, en algunos casos, es la INDUSTRIA DEL TANGO, que es muy distinta del Tango como expresión artística y vector cultural.

Vivimos en la era de los mercados, del materialismo, a toda velocidad… y a toda velocidad queremos hacer dinero.

Digo, mis queridos, que el templo se nos llenó de mercaderes…el teatro de hipócritas.

El alma del tango no sabe del negocio

Entonces. ¿Todo es un desastre? DE NINGUNA MANERA, quedan excelentes músicos, pocos, pero quedan: maestros dedicados y responsables que enseñan a bailar como es debido, algunos escritores que merecen tal calificativo, quedan cantantes… quedan editores honestos, QUEDAN TANGUEROS DE ALMA, claro que sí, ¡pero hay tanto por hacer!… ¡TANTO!

Un género como el Tango, si no se renueva, si no crece en composiciones, en letrística, en intérpretes, languidece hasta morir. Y el Tango no puede morir, no merece morir.

No van a ser las milongas, ni las revistas las que hagan perpetuarse y avanzar al Tango como género musical. Las milongas, las revistas, ayudan, pero lo que hace grandes a las manifestaciones artísticas populares son los creadores.

Retened lo bueno

De manera que corresponde a las nuevas generaciones agregar la savia nueva que haga reverdecer este árbol centenario, gente talentosa, honesta, amorosa, trabajadora, con el concurso de nosotros, los viejos, los memoriosos, los relatores de este pasado maravilloso que nos permite ver el futuro con alguna cuota de esperanza.

Pero no va a ser escuchando cantos de sirena que llegaremos a puerto, sino viendo, internalizando, asumiendo las cosas como son. Si pensamos que todo está bien, que no hay nada por mejorar, si nos portamos como verdaderos autistas frente a la realidad del Tango hoy por hoy. Si procedemos así, la cosa se complica, y mucho.

Por eso, como dice la Biblia: “observadlo todo y retened lo bueno”. Evaluemos qué nos dicen y quién nos lo dice… Si tengo una milonga que corta trescientos tickets por noche, ¿Qué voy a decir? ¿Qué el nivel de baile es cada vez peor? ¡Claro que no!

¡Voy a decir que las cosas marchan sobre rieles, que el Tango está pasando por su mejor momento! Y si alguien dice lo contrario lo tildaré de pesimista, tira bombas, depresivo y cuanto epíteto me permita el diccionario y las buenas costumbres; y si esto no me alcanza, trataré de taparle la boca.

Joan Manuel Serrat junto a Aníbal Troilo

Es claro que el Tango no va a morir, que aquí está y aquí se queda, pero no será gracias a los “optimistas” que pretenden tapar el sol con el pulgar. ¡Larga vida al Tango! ¡No me toquen el negocio!

Somos, en la otra vereda, algunos, varios, unos cuántos, cada vez más, los que soñamos en cambiar los versos del bueno de Serrat: nunca es triste la verdad… ¡PORQUE TIENE REMEDIO!

One Comment

  1. JuanCarlos Sánchez

    Esta vez no te sorprendió el desvío del Guadalquivir; en cambio, fueron Serrat y el Gordo quienes engalanaron tu hermosa nota. A Dios rogando y con el mazo dando. Así debe ser.

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