Una de las duplas más exitosas en el mundo de la salsa es la conformada por Willie Colón y Héctor Lavoe. La sonoridad y los arreglos en la orquesta de Colón casaba perfectamente con el estilo malandroso y guapetón de Lavoe. Ambos, El Malo del Bronx y La Voz, venían de barrios latinos muy humildes.
Durante una década, este tándem le ofreció a los bailadores y melómanos una cantidad grosera de música para su deleite, incluyendo los álbumes navideños, en los que se permitieron apartarse del sonido de la salsa neoyorquina para abordar el aguinaldo boricua, porque aunque Colón nació en Nueva York, culturalmente era puertorriqueño. El otro había nacido en Ponce, en la isla del encanto.
Esa década dorada terminó debido al extremo desorden de Héctor Lavoe, quien, sumido en el mundo de las drogas, se convertía cada vez más en un saboteador de su propio éxito y con ello, lastraba la carrera de Willie. Fue por ello que a partir de 1975, aunque el trombonista hacía los arreglos y se encargaba de la dirección de la orquesta, los LP del boricua salieron con su nombre y no con el de la dupla… y le consiguieron otros músicos.
Pero lo interesante es que este dúo extraordinario comenzó de mala gana y con mal pie; porque el jibarito no tenía ningún interés en cantar con la orquesta de El Malo. Y ojo, Willie tampoco lo apreciaba mucho.
Matrimonio por conveniencia
Willie Colón y Héctor Lavoe tocaban los fines de semana en el mismo edificio: 162 de Prospect Avenue*, donde se encontraba la sede de la Legión Americana; allí se podía apreciar el carraspear de los trombones de el ensamble con el que tocaba Willie. Pero en el piso de arriba se encontraba el Ponce Social Club, y allí tocaban los New Yorkers, otra pequeña orquesta que, al igual que la de Willie, estaba en un nivel que llamaban «orquestas de 50 dólares». Cuenta el mismo Willie que «los New Yorkers tenían un cantante jovencito, jincho, feo y flaco. Se llamaba Héctor Juan Pérez Martínez y era de Ponce».
En 1966 la empresa Fania Records contrató a Colón, aún un adolescente con poca experiencia en negocios pero sí muchas ganas. Johnny Pacheco vio el potencial del muchacho y su ensamble, pero lo primero que le dijo fue: «hay que buscarte un cantante».
Pacheco tuvo el mérito de haber localizado a dos grandes talentos, pero no estaban juntos, y ni siquiera se caían bien entre ellos; eran rivales. Tras contratar a Willie, tuvo que vencer la resistencia del recién contratado para ir, junto a él, a ofrecerle a Lavoe que grabara el primer disco; ese que luego conocimos como El Malo.
La respuesta de Lavoe no se hizo esperar: «Yo no quiero grabar contigo, man. Ustedes están bien flojos, bien flojos…». Cuenta Willie Colón acerca de este primer encuentro que Lavoe luego le confesó que le respondió así «porque en aquel momento no le había ofrecido entrar en la orquesta, sólo grabar.»
Claro que ya sabemos cómo terminó esto y cómo esos dos hicieron historia juntos; pero el primer contacto fue así, agresivo, y tal vez no haya sido otra cosa que la primera muestra de lo que iba a ser el sonido joven, agresivo y estridente que iba a insurgir en medio de las grandes orquestas para dominar en los barrios latinos.
*Nota: No pudimos localizar esa dirección.