Ibrahim Ferrer

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Ibrahim Ferrer Planas

Santiago de Cuba, 20/02/1927 – La Habana, Cuba, 6/08/2005

Ibrahim Ferrer fue un cantante de son cubano cuyo éxito llegó al final de su vida, gracias al proyecto Buena Vista Social Club, cuyo primer álbum y la película correspondiente lo lanzaron al estrellato mundial, recién en 1998.

Ese primer álbum, ganador del Grammy, cuenta con 14 temas de los cuales Ibrahim grabó 12, alternando con otros intérpretes que él admiraba, tales como Compay Segundo (Francisco Repilado), Elíades Ochoa u Omara Portuondo.

Músico en el alfa y el omega

Premonitoriamente, es hijo de la música: su madre, Aurelia Ferrer Planas, por poco le dio a luz en un salón de baile. Con un padre ausente, su infancia fue difícil y tras superar el tétanos, que casi lo mata, queda huérfano a los 12 años, teniendo que abandonar los estudios para trabajar como albañil, carpintero y pintor.

Sin embargo, la música estaba presente y a los 14 años formó un grupo junto a su primo para amenizar las fiestas del barrio: Los Jóvenes del Son.

En los ‘50 se incorporó a la orquesta de Pacho Alonso como vocalista principal, aunque tenía trabajo en otras agrupaciones. Como tantos otros, se trasladó de Santiago a La Habana en 1957 y trabajó con la orquesta Ritmo Oriental y con el gran Benny Moré (el Bárbaro del ritmo lo tenía en gran aprecio y le llamaba “mi negro”).

Tras el triunfo de la Revolución, Pacho Alonso creó el grupo Los Bocucos de Pacho Alonso y llamó a Ibrahim. Hizo giras mundiales con esta banda.

A pesar de su trayectoria, su nombre siempre quedaba en la sombra; siempre era “el cantante de la orquesta tal”, lo cual no le complacía. Sus colegas no le daban el crédito que merecía.

En 1991 se retiró del ambiente musical: “no me sentía conforme con lo que estaba haciendo, no me sentía satisfecho ni reconocido”. Se le vio lustrando zapatos en las calles, vivía en una pequeña pensión retirado del mundo y de la música.

Ibrahim Ferrer, como el fénix

En 1997 el productor estadounidense Ry Cooder viaja a Cuba y surge el Proyecto Buena Vista Social Club que rescata del olvido a todo un elenco de leyendas cubanas, ganando fama internacional. Tras seis décadas de carrera, Ibrahim Ferrer saltó a la fama a los 70 años de edad.

El éxito arrollador de este primer álbum motivó la aparición de otros en los que su nombre sí brillaba, como el Buena Vista Social Club presents Ibrahim Ferrer. De ahí en adelante aparecerían muchas más grabaciones, incluyendo una colaboración para Gorillaz.

En 2005, de gira por Europa, visitó España, presentó su tercer disco en solitario, Mi sueño, a bolero songbook, nombre que honra la verdad: fue un sueño de toda su vida grabar un disco de boleros.

De amor, humildad y fe

En lo personal, Ibrahim Ferrer fue un hombre muy humilde incluso en su momento de mayor brillo. Las enseñanzas de su vida dura y su intensa fe en San Lázaro lo ayudaron a mantener los pies sobre la tierra.

Su primer matrimonio, con Norma Kindelan Ribeaux, quien murió con apenas 36 años, víctima del cáncer, lo dejó viudo y con 5 hijos: Norma, Marlen, Iris, Clara e Ibrahim Jr., quien por cierto también se dedicó a la música.

Volvió a casarse en 1972, con Caridad Díaz Surita, con quien no tuvo hijos.

Amaba a los perros: “Yo me crié con un perro. Ese fue el hermano que conocí. Pregúntele a mi señora, yo veo un perro y dejo de comer por darle a él”, dice en una entrevista.

Tras grabar el disco de boleros regresó a Cuba y a los tres días sufrió una gastroenteritis que se complicó fatalmente hasta producir una falla multiorgánica.

Con 78 años de edad, habiendo logrado reconocimiento mundial y habiendo cumplido sus sueños, falleció en La Habana. Descansa en el Cementerio Cristóbal Colón, de esa misma ciudad.

Recibió el más alto honor que concede el Estado cubano a quienes legan a su pueblo una extraordinaria cosecha espiritual: la Orden Félix Varela en su Primer Grado.

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