Tomás Antonio de Jesús Montilla Araujo
Las Calderas de Barinitas (Bar), Venezuela, 17/03/1941 – Guanare, (Por), Venezuela 12/05/2006
Considerado uno de los más destacados intérpretes venezolanos del cuatro, Tomás Montilla fue también un gran defensor de la cultura y la identidad nacional. Fue concertista, compositor y poeta. Además del cuatro también tocaba la mandolina y la pianola…
Infancia y naturaleza
A pesar de ser el hijo N.19 del matrimonio, llevó el mismo nombre que su padre, Tomás Montilla, quien era prefecto de Altamira de Cáceres, pueblo donde vivían y vecino a dónde él nació. Su madre era Rosa Blanca Araujo, la única mujer del pueblo que sabía leer y escribir, y la única maestra del pueblo. Encima, parió 22 muchachos.
Con apenas 6 años empezó a tocar el cuatro y a los 11 aprendió por su cuenta a tocar mandolina, observando a otros músicos. Con 12 se fue al seminario en Mérida para hacerse sacerdote pero en ese lugar recibió clases de música y así se selló su verdadera vocación. Más adelante se enamoró y abandonó el seminario.
“Mi niñez estuvo llena de alegría, de juegos, de quebradas, ríos, montañas, pájaros, libre como el viento, lleno de música, lleno de amor, de cariño, suelto, descalzo a veces, en alpargatas, sin conocer los carros, ni algo parecido”, llegó a contar en entrevistas.
Campo y ciudad, ciudad y campo
En Caracas se gradúa de bachiller y para mantenerse se hace profesor de cuatro. Con su trabajo logra pagar tres años de la carrera de psicología en la Universidad Católica Andrés Bello, pero no culmina esos estudios por motivos económicos y políticos: estaba afiliado al entonces proscrito Partido Comunista.
Junto a la música también tuvo la vocación de enseñar, así que cursó las equivalencias y se graduó de maestro, siguiendo el ejemplo materno. Ya casado, se ubicó en Barinas y dio clases de inglés, literatura y biología.
Se muda a Guanare y allí funda el Orfeón José Joaquín Burgos (1968), en el liceo José Vicente de Unda, recorriendo todo el país. Lamentablemente la persecución política canceló ese proyecto y siguió tocando y protestando, pero como solista, con su cuatro. Participó así en el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes, en La Habana (Cuba).
Recorrió Venezuela con un repertorio de música tradicional y en 1981 se presenta en el 41º Festival Mundial del Folclor, en Québec (Canadá), donde obtiene el primer lugar, sobre otros 50 participantes, de igual número de países.
Festivales y éxitos
A partir de entonces, participó constantemente en festivales internacionales, recorriendo el mundo. En 1986 hizo una gira por Italia con gran cantidad de conciertos. De regreso en Venezuela le tocó un joropo al papa Juan Pablo II, durante su visita al país.
En 1994 participó en recitales en Cuba y al año siguiente en el Segundo Encuentro Nacional de Cultura del Caribe. En 1996 recorrió Francia. Vinculado a la política, al final de esa década fue concejal en Guanare, donde residía.
Montilla también exploró el origen del joropo y creó la obra Transición del flamenco al joropo, por la cual fue reconocido nacional e internacionalmente. Con base en esta obra, la bailarina Tatiana Gómez produce la pieza de danza Xarop, con la que recorren juntos todo el país hasta 2006.
Muerte absurda e indolente
La actividad musical y la vida misma de Tomás Montilla se vieron interrumpidas absurdamente cuando un ladrón entró en su casa. Aunque en principio nadie ofreció resistencia, cuando el maleante actuó para secuestrar a una de sus hijas, él se interpuso y recibió un disparo que le segó la vida.
El gran maestro del cuatro falleció a los 65 años y lamentablemente muy poco se ha escrito acerca de él. Muy poco reconocimiento se le ha dado a su enorme labor, tal vez opacado por la fama (que no por el talento) de otros maestros del cuatro venezolano.
Montilla dejó de este modo a su esposa Maritza y sus hijos: Blankelisse, Simón, Gibrán, y Nagy.
«El cuatro llena un espacio importante en la vida de cualquier venezolano. Cuando se está fuera de la patria se tiene un cuatro y con él lloramos y recordamos. El cuatro ha sido mi compañero, me ha servido de arma y al igual que una ametralladora he dejado el mensaje justo para que el oyente lo medite. El cuatro forma parte del mensaje cultural de Venezuela y hay muchas formas de dar música a través de él.«
Tomás Montilla