Sergio Santana Archbold
Parece que Discos Fuentes es la empresa de las Sonoras: en 1956 lanzó un sencillo de una nueva agrupación llamada la Sonora Vallenata, idea de Toño Fuentes, que sólo grabó el rock and roll tropical Very very well, en la voz de Carlos Román. La agrupación luego se conocería como Carlos Román y su Sonora Vallenata, al salir de Fuentes como la Supersonora Vallenata y más adelante como la Sonora Suprema.
En la década de los sesenta tuvo a Roberto de La Barrera y su Sonora, una de las primeras agrupaciones colombianas que clasificó sus grabaciones como salsa.
En 1980 Fuentes organizó la Sonora Guantanamera, en 1989 debutó el cantautor Lucho Lambis con la Sonora Malecón. En 1995 y por iniciativa del productor Mario Rincón, Discos Fuentes presentó a la Sonora Carruseles, de gran impacto en los Estados Unidos por sus versiones de clásicos de la salsa, con el aporte de Diego Galé.
Luego grabó con Discos Fuentes una agrupación bautizada por los propietarios de la disquera con el poco creativo nombre de Nueva Sonora Matancera, dirigida por el cubano residenciado en Cali Germán Lázaro Rodríguez y que antes era conocida como La Chola Zenide y su Sonora Cubana. En 2003 en la misma disquera apareció la Sonora Zozaya, de la vocalista cubana Raquel Zozaya, residenciada en Medellín, y en 2008 la Sonora Palma Soriano de Mario Rincón.
También en la década del cincuenta, y en Cali, se fundó la Sonora Cali de Tito Cortés –nombre que le puso Daniel Santos a la agrupación cuando lo acompañó en unas presentaciones y grabaciones–. El cantante tumaqueño también tuvo otra agrupación llamada Sonora Juventud, que antes se llamó la Cali Boys, y cuyos integrantes se ganaron ante el público vallecaucano el sobrenombre de la Cali mariguana boys y nadie se molestó, y también acompañó a Daniel Santos en grabaciones. La agrupación terminó llamándose el Conjunto Calima. En Cali, Emiro A. Caicedo dirigió la Sonora Ferreira que grabó dos álbumes antes de disolverse en 1959.
En la década de los ochenta se conformó la Sonora Caleña con repertorio de la original cubana. En Manizales en los años sesenta, se dieron a conocer la Sonora Sensación, la Sonora Juventud y la Sonora Universitaria, constituidas por universitarios –en este último su estructura musical estaba fundamentada en el piano, el acordeón y el saxofón–.
En 1955 en Bogotá se organizó la Sonora Voz de Colombia. En Barranquilla también hubo otra Sonora Juventud en los años setenta. Otras de Barranquilla fueron la Sonora Sensación, que se formó a finales de la década de los cincuenta y donde fue pianista un juvenil Alci Acosta, la Sonora Chop Suey de Adaulfo Moncada, de planta en un restaurante homónimo, la Sonora de Lucho Better con Jorge El Conde Araque, y la Sonora Camagüey de Luis Tovio.
Ellos también estuvieron allí
Citemos a otras que grabaron de las cuales no tenemos mucha información: la Sonora Tropicana, la Sonora Maravilla, la Sonora Cienaguera, René Ortiz y su Sonora con el cantante cubano Nelson Navarro, Antonio María Peñaloza y su Sonora, donde Tito Cortés grabó Contigo y Tu olvido; la Sonora Moruna, la Sonora Crystal de Cali, la Sonora Vendaval, la Sonora Trópico de Medellín del compositor Álvaro Velásquez. Sin embargo, faltan muchas más que por igual tocaban géneros colombianos y afrocubanos.
Ni hablar de la imitación más contemporánea, surgida en Bogotá como estrategia comercial en 1996: Alquimia. Presentada como “La Sonora del siglo XXI” detrás de una promoción sin precedentes, terminó con una moda pasajera que resistió varios álbumes, entre ellos uno con Nelson Pinedo y Celio González como invitados, y que, con el mismo repertorio y sus efectos digitales, despertó en las temporadas decembrinas, la nostalgia por la original sonora de Matanzas.
En la actualidad se siguen organizando sonoras por toda la geografía nacional, algunas veces incorporando el repertorio tradicional, otras veces con cumbias. En Bogotá entre otras están: Aché Sonora de los hermanos Óscar y Hernán Mejía y dirigido por Cristian Ortega; Sonorísima, del percusionista Germán Villareal, y Orlando y su Sonora. En Medellín la Sonora Habanera y la Sonora Colombia, ambas de Fernando Chica. En Cali la Sonora Trucupey. En Buenaventura la Sonora Buenaventura que grabó Son guajiro. En Ibagué tenemos a Orlando Rico y La Sonora.
Hay que resaltar que muchos conjuntos de dos trompetas no han querido nombrarse como “sonoras”, aunque utilizan el repertorio y el estilo de los matanceros, y numerarlos haría todavía más extenso este recorrido. Así como existen, y existieron, sonoras de hasta tres y cuatro trompetas, para darle más contundencia al sonido en tiempos de poca amplificación.
Mucho se podría discutir sobre la pertinencia, la importancia o la influencia que tuvo la Sonora Matancera en el desarrollo posterior de los ritmos afrocubanos y de la salsa. Sin embargo, y eso es lo que se quiere hacer ver, la relación entre la música del conjunto matancero y varias generaciones de melómanos, músicos, disqueras y empresarios de eventos colombianos, es de tal importancia que aún hoy, 100 años de su creación, todavía se escuchan estallar sus trompetas, ya no en grabaciones originales en discos de 78, 45 y 33 rpm, si no por gracia de la tecnología en avanzadas obras digitales y streaming. Sonoras, y Matancera, existirán por siempre…
Agradecimientos
Varios fueron los amigos en la geografía nacional que nos ayudaron en este listado. Debemos particular agradecimiento a Jaime Rodríguez, Omar Antonio Barrera y Quike Sánchez en Bogotá; Nelson García y Andrés Campo en Barranquilla, Luis Fernando Martínez en Cartagena; Jaime Delgado Cartagena en Yopal, Hugo Mejía en Medellín, Roberto Carlos Luján, Orlando Montenegro y Juan Gómez Paz en Cali; y desde España José Arteaga.