El próximo jueves 25 de abril se cumplirán 270 años del nacimiento de José Leonardo Chirino, allá en Curimagua, en la hermosa serranía falconiana.
Ese hombre, como muchos otros luchadores por la independencia de Venezuela y la libertad de los esclavizados, así como de los derechos de los pueblos aborígenes, aunque es reconocido por su nombre no ha sido tan estudiado como otros luchadores que contaron con los recursos, incluyendo los mediáticos de ese entonces para la independencia.
Había nacido en 1754 y luego de pasar por todas las calamidades y humillaciones posibles, a los 41 años de edad, en 1795 se levantó junto a muchos paisanos contra España. Ya en La Española soplaban aires de Revolución, sobre todo del lado que fue y es Haití.
José Leonardo y los suyos estaban peleando por la libertad de los africanos esclavizados, los plenos derechos de los aborígenes que habían sido despojados de sus tierras, y porque Venezuela fuera República Democrática.
De un profundo contenido social e igualitario, la insurrección no llegó a buen puerto, pero dejó un legado de dignidad y de heroísmo que bien recoge otro falconiano, Alí Rafael Primera cuando inmortalizó en su canto al batallador de Curimagua.
Para variar, Chirino también fue vendido, traicionado por uno de los suyos y eso permitió su captura y traslado a Caracas donde fue asesinado en la horca y posteriormente descuartizado “para que sirviera de lección”. Fue el 10 de diciembre de 1796. Tenía 42 años cuando quedó convertido en Mártir de la Revolución Venezolana.
La Lección de José Leonardo Chirino es otra, luminosa, con sentido de Patria, porque por ella luchó y cayó.
A 270 años de su natalicio ofrezcamos el canto de Alí allí en Falcón o en el Panteón Nacional donde hay una placa que lo reconoce como Héroe, como Prócer.
