Pedro Flores Córdova
Naguabo, Puerto Rico, 9/03/1894 – San Juan, Puerto Rico, 13/07/1979
Compositor borinqueño, considerado uno de los mejores exponentes de baladas, boleros y guarachas en el continente americano. Músico de gran talento natural, se calcula que compuso más de mil títulos.
Nació en una familia de extrema pobreza, en una villa pesquera de Naguabo. Era uno entre los 12 hijos de Julián y Eulalia Córdova, quienes a duras penas mantenían la familia en tiempos de la guerra hispano-estadounidense, que se libró en Cuba, Puerto Rico y Filipinas y transfirió estas posesiones hispanas a Estados Unidos.
Primeros años
Con nueve años, fallece su padre y debió trabajar para ayudar con la carga familiar; sin embargo culminó la primaria, se formó como maestro de inglés e impartió clases durante cinco años en áreas rurales. También fue reclutado en tiempos de la segregación y sirvió al ejército en un regimiento de hombres negros.
En 1926 se va a Nueva York, donde despierta su talento musical. En 1928 se encuentra con Rafael Hernández, integrante del Trío Borinquen, y establece con él un reto amistoso: ¿quién de los dos escribiría la mejor creación popular?. Cuando Flores escribió Sin bandera, (1935), Rafael buscando superarle, escribe Preciosa.
En 1930 formó el Cuarteto Flores, que derivó a sexteto y luego a orquesta. Allí participaron: Davilita, , Ramón Quirós, Cándido Vicenty, Plácido Acevedo, Diosa Costelo, Panchito Riset, entre otros. Y de esa época son sus primeras grabaciones: Adelita, Nieves, Contigo, El retrato.
Un largo camino de regreso
Por problemas con la disquera se aleja del ambiente musical y emigra a México, (1940) y posteriormente a Cuba (1950), donde compone Blancas Azucenas y Bajo un Palmar, cantados por Panchito Riset y luego por la Matancera.
De vuelta en Nueva York, organiza de nuevo el cuarteto y, dado que Riset ya no lo acompañaba, trae como vocalista al Inquieto Anacobero, Daniel Santos. La dupla realizó numerosas giras y popularizó sus canciones en todo el Caribe y más allá.
Pero sus éxitos no sólo se deben al cuarteto y Daniel Santos. También los interpretaron Pedro Vargas, Benny Moré, Virginia López, Marco Antonio Muñiz, Bobby Capó, La Rondalla Tapatía y la lista continúa.
En 1967 regresó a Puerto Rico y continúo componiendo canciones. Entre sus últimas composiciones destacaron: Se vende una casita (1969); Linda (1973) y Celos de ti (1974).
No fue él, fue la musa
Don Pedro Flores sufrió en Puerto Rico varias caídas que, como es vox populi, son muy dañinas para los ancianos. Mientras se recuperaba de alguna de ellas en su casa, comentó lo siguiente:
“Yo no he sido músico nunca, no toco ningún instrumento, no conozco una nota musical. Yo no soy poeta, lo que tengo es obra de Dios. No sé ni porqué he hecho todo esto. Yo creo que Dios me señaló con el dedo y me dijo: ‘usted va a hacer canciones ahí para que la gente se divierta y ése es el destino de su vida’”
En 1974 el senado puertorriqueño le rindió un merecido homenaje, en vida, como debe ser. Falleció plácidamente con 85 años bien vividos. Sus restos descansan en el antiguo cementerio Santa María Magdalena de Pazzis en el Viejo San Juan.
Su vigencia en el cancionero actual es impresionante, sus temas han sido grabados por Marc Anthony, Shakira, Rubén Blades o Gilberto Santa Rosa, por nombrar algunos.