En muchas zonas del Caribe, y de Latinoamérica desde este 1º de junio se da inicio a un ciclo festivo asociado a la Iglesia Católica, cada vez más alejada de las festividades que originó. Los pueblos enarbolaron el sincretismo y eso no parece gustar mucho en las sacristías.
El pasado jueves se festejó el Corpus Christi, calendario movible que en nuestro país involucra a los Diablos Danzantes que dieron organicidad, junto al Centro de la Diversidad Cultural, al expediente que permitió que se convirtieran en el primer Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad venezolano.
El ciclo tendrá continuidad el próximo 13 de junio con los Sones de Negros, o Tamunangue, excepcional complejo sonoro y danzario que tiene en el estado Lara su mas genuino asiento el día de San Antonio de Padua. Monagas festeja con La Culebra de Ipure.
El 24 de junio será la fiesta de San Juan, El Bautista, con celebraciones en 8 estados del país y que involucran al bautismo en agua de río o mar para representar lo que hizo Juan con su primo Jesús en el río Jordán. Por cierto El Bautista y Jesús son los dos únicos santos de los que la Iglesia Católica celebra el nacimiento. Ese ciclo festivo que envuelve a San Juan en Venezuela se convirtió en un fascinante expediente que permitió transformarlo en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Junio cierra el día 29 con San Pedro Apóstol, el que le hizo el milagro a la esclavizada María Ignacia y dio origen a la Parranda de San Pedro de Guarenas y Guatire, (Miranda) declarada también Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. San Pedro se festeja con las Diversiones Orientales (como El Carite por ejemplo) en la isla de San Pedro de Coche, en Nueva Esparta.
Son días de junio, de tradición y de alegría por el sincretismo salvador que envolvió a la América insurrecta.