San Juan to’ lo tiene…

¡Cuéntale a los demás!

Eduardo Parra Istúriz

(RCA – 24/06/2022) Hoy se celebra en todo el mundo cristiano el Día de San Juan Bautista o simplemente, el Día de San Juan. En la mayor parte de Europa se trata de una larga tradición, adquirida mediante la dominación del Imperio Romano, que se convirtió al cristianismo al final del Siglo IV.

Los países de Latinoamérica y África en los que está presente esta religión, adquirieron la celebración durante el proceso colonial, a manos de misioneros españoles, portugueses y franceses, en la mayor parte de los casos.

En América, en concreto, la conquista y colonización trajo, además de la religión cristiana, al elemento humano africano: los negros esclavizados, que debieron adaptarse a nuevos idiomas, nuevo clima y también, con el tiempo, crearon todo un universo religioso paralelo al del cristianismo europeo.

De allí surgieron religiones mixtas, como la yoruba o “santería”, originaria de Cuba, en la que el orishá de Oggún ocupa un sitio similar al de San Juan y también está hoy de fiesta.

En Venezuela, apareció no una religión paralela, sino un San Juan paralelo: San Juan Congo o Guaricongo, de quien hablaremos más tarde.

Celebrando a San Juan en Latinoamérica

San Juan Bautista es uno de los santos más celebrados porque su festividad coincide casi exactamente con el solsticio de verano (hemisferio norte) y de invierno (hemisferio sur). Los solsticios y equinoccios son fechas de cambio de estación y convenientemente los principales eventos de muchas religiones coinciden con ellas.

Los cristianos no desaprovecharon tales fechas; por ejemplo, el equinoccio de primavera (norte) coincide con la Anunciación del Señor, mientras que el solsticio de invierno (norte) coincide con el nacimiento de Jesús. De modo que San Juan se celebra exactamente seis meses antes (o después) de Navidad.

En los países del sur, como Argentina, Bolivia, Paraguay, o Uruguay, la tradición señala que se realicen fogatas y se cocinen tubérculos (papas, batatas), en celebración por la abundancia. Curiosamente, en el país de las papas, se celebra el San Juan con preparados con base en arroz. También se suelen realizar las lamentables corridas de toros, sangriento remedo del circo romano que heredamos de España.

Los países del Caribe, como Colombia, Puerto Rico o República Dominicana o Venezuela, mezclan las celebraciones eclesiásticas con diversas manifestaciones que incluyen danza y canto. San Juan es considerado en estos países un santo alegre, celebrador, incluso borrachín, así que la bebida está presente en sus celebraciones.

En Cuba manda Oggún, porque la religión yoruba es muy fuerte; pero en la ciudad de Camagüey se da una fiesta que se celebra desde 1725. Esta fiesta dura 5 días, así que termina el día de San Pedro (que también es Oggún)…

We Tripantu y el San Juan demoníaco

En Chile se da en esta fecha una situación muy particular. Uno de los pueblos originarios de mayor arraigo en el territorio que actualmente ocupa ese país es la nación Mapuche. Y los mapuches celebran el año nuevo cada 24 de junio. A esta celebración se le conoce como We Tripantu y es más antigua que el cristianismo.

Cuando los españoles entraron al territorio, se encontraron con que esta celebración tenía muchísima fuerza, así que asociaron esta fecha al demonio. El resultado es que para muchos chilenos de hoy, el 24 de junio es un día en el que hay que cuidarse de los demonios, del fuego, de lo maligno.

Aún así, la impronta originaria es imborrable y el ritual de abundancia que en los países vecinos indica que hay que asar papas, en Chile manda a poner papas o batatas debajo de la cama, para protegerse de los demonios.

San Juan Bautista y San Juan Guaricongo

Para variar, Venezuela es un caso especial. Como ya hemos dicho, los españoles trajeron el cristianismo y nuestros pueblos lo modificaron. De acuerdo con la leyenda, en la zona de La Sabana, en la costa cercana a Caracas, se desembarcó a un lote de negros esclavizados para su venta.

En ese lote vino un joven que en África fue un príncipe para su pueblo, y fue comprado por un hacendado de apellido Blanco, quien supo aprovechar muy bien los conocimientos del príncipe en el cultivo del cacao. Ese esclavo le rindió mucha riqueza al hacendado quien, agradecido, acabó por darle libertad al príncipe, y también algunos recursos financieros.

San Juan Congo de Curiepe (Miranda, Venezuela).

Como los dueños le ponían su apellido a los esclavos, hasta nuestros días hay mucha gente negra de apellido Blanco en esa zona del país. Este príncipe liberado también llevó el apellido Blanco y compró la libertad de muchos de sus hermanos de raza. Ya en esa época el culto a San Juan era fuerte entre los negros esclavizados y ente los pocos que eran libres.

Más adelante, nuestro príncipe mandó a hacer una figura de San Juan que se diferenciara de San Juan Bautista y pidió que tuviese mirada triste, en recordatorio de que muchos negros aún sufrían el látigo de la esclavitud. A esa figura se le conoció como San Juan Congo, o San Juan Guaricongo.

En toda la costa central venezolana se celebra desde entonces, no sólo a San Juan Bautista, sino también a San Juan Congo, primer santo que lleva en su nombre un elemento netamente africano, y al que se dedican décimas al ritmo de tambores. Nuestro San Juan también es un desordenado, un rebelde y un borrachín.

San Juan se celebra desde el 24 pero el santo no aparece sino días después, porque estaba dormido. Al igual que en Camagüey, Cuba, la fiesta termina el 29, cuando es el Día de San Pedro. Entonces los dos santos se encuentran en las calles de los poblados, mientras se escuchan los gritos de la gente:

“¡¡Buen día, Juan!! ¡¡Buen día Pedro!!”

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