Bigote de Gato: Sonora Matancera y Daniel Santos

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Saludos, Ciudadanos del Caribe, un abrazo y mis respetos. Bigote de Gato» es una guaracha interpretada primero por Bienvenido Granda, El Bigote que Canta (1948); y luego por Daniel Santos (1949), compuesta por Jesús Guerra y con arreglos del gran Severino Ramos para La Sonora Matancera. Yo no había nacido cuando se publicó este tema, pero cuando comencé a bailar en los años 60, aun se escuchaba.

Como les dije, Bigote de Gato es una guaracha y hasta donde he escudriñado la guaracha es de origen español. Al respecto Radamés Giro nos dice en su Verdad de la música en Cuba que «el término guaracha procedía del español, y que la danza era un tipo de zapateo». Por otro lado el Diccionario de la música Labor dice: “No se conoce cual es su origen; el término (guaracha) parece haber sido utilizado originalmente para denominar una danza de origen español”.

Más adelante nos encontramos que hay investigadores que sostienen que el término Guaracha ha sido utilizado para denominar un tipo de canción bailable de origen cubano, que data aproximadamente de finales del siglo XVIII, y que aparte de ser interpretadas en el teatro bufo cubano del siglo XIX, también eran tocadas en sitios de dudosa reputación. Algo parecido a lo que ocurrió con el maltratado merengue caraqueño.

Bigote de Gato – Daniel Santos y la Sonora Matancera

La historia es larga. La Guaracha fue portavoz del espíritu festivo y satírico del cubano. Argeliers León, musicólogo cubano acota «la Guaracha surgió como canción con cuartetas diferentes que en muchos casos se improvisaban haciendo referencia a cosas o sucesos en forma satírica, e intercalaban siempre un estribillo». Y esa es la principal característica de la Guaracha, es festiva, jocosa, alude a situaciones y crónicas en forma satírica y esa característica la tiene este tema Bigote de Gato.

Desde mi infancia conocía este tema pero no la historia que hay detrás de ella y por eso les publico esta crónica del gran Bigote de Gato, escrita originalmente por el periodista cubano Mario Herrera en su espacio Habana Eterna.

Bigote de Gato

Este notorio personaje se llamaba en realidad Manuel Pérez Rodríguez y se distinguía por su negro bigotón, así como por sus extravagancias que inspiraron a Jesús Guerra a componer las guarachas El disgusto de Bigote y Bigote de Gato es un gran sujeto, ambas interpretadas por Daniel Santos.

Collage de imágenes de Bigote de Gato, publicado por Radio Habana.

Nacido en Candamo, Asturias (norte de España), el cuatro de diciembre de 1910, Manuel Pérez llegó a Cuba con apenas 4 años, en 1914. Tres décadas después, en el año 1946 decoró su auto con anuncios que despertaron la curiosidad de los paseantes. Así anunció la apertura de su bar Tertulia situado en Teniente Rey No. 308, entre Aguacate y Compostela, en la Habana Vieja.

También español, y amigo del Caballero de Paris y de otros personajes como la Marquesa que los habaneros también recuerdan, más que su nombre castellano, fue su mote el que más fama le dio: Bigote Gato, quien quedó inmortalizado como… “un gran sujeto que vive allá por el Luyanó”. Según Rolando Aniceto (periodista cubano), el propio Bigote Gato le contó que «a Cuba lo trajo Cristóbal Colón, claro está, el buque, no el genovés» parafraseando sus propias bromas.

El disgusto de Bigote – Daniel Santos y la Sonora Matancera

Un inmigrante asturiano

Desde que llegó trajo consigo el carné del Centro Asturiano en su bolsillo, decisión que a partir de entonces le abriría el camino. Y el escogido por él fue el de comerciante, abriendo su bar Tertulia el 1 de marzo de 1947. Su propaganda decía: “Conozca a Cuba primero, visite a Bigote Gato después”.

Nos cuenta Aniceto que a los 12 años Bigote Gato trabajaba en una fonda por 20 centavos diarios, laborando después en el Bar Hatuey de Concha y Cristina por un sueldo de 12 pesos mensuales.

“Dio muchos traspiés pero nunca puntapies”: Afirman sus amigos que siempre ayudó al necesitado y además de los personajes ya mencionados eran clientes de su bar otras “ilustres” figuras de la época como Juan Charrasqueado y Tarzán, verdaderas estampas populares de aquellos tiempos.

El bar sigue en su lugar, pero ahora se llama «Bigote de Gato»

Entre los anuncios de su negocio rezaba aquel que por mucho tiempo lo identificó como su lema: “Un pedacito de nuestra madre patria con todos sus productos, una palmera cubana con todas sus costumbres”. Dicho por el propio Bigote Gato pudo abrir su bar gracias a sus ahorros y algún dinero prestado, al punto que algunos decían que «la boina que usa fue la misma que trajo de Asturias”.

Entre noctámbulos y tribunales

Bigote Gato llegó a ser el presidente del Club de los Noctámbulos, cuyo único requisito para ingresar en él era tener entre 18 y 100 años de edad, y por supuesto, contar con la alegría y disposición que semejante asociación suponía. De este club también formó parte el Caballero de París.

Estatua de El Caballero de París, en La Habana.

Aniceto nos relata que “todos los meses a las 3 de la madrugada, se ofrecía una comida criolla: rabo encendido, lengua estofada y dulce de fruta bomba* con queso”.

En 1958 presidió el Tribunal de los locos, un programa humorístico de la televisión nacional, mediante el cual ganó aún más clientes y admiradores. En ese mismo año resultó campeón de una carrera de cacharros con su automóvil de 1926, todo lleno de letreros alusivos a su bar, y quien le preguntaba por qué había ganado, le contestaba que por los años de su auto.

Antes de su muerte, ocurrida el 12 de julio de 2002, cuando tenía 92 años de edad, a Bigote Gato en todas las esquinas alguien lo saludaba, le preguntaban si todavía vivía y otros les daban un fuerte abrazo y se alegraban de volver a verlo.

El club del noctámbulo sigue vigente en el bar

Este gran sujeto: “con su bigote y pelo largo y la roja y redonda boina sobre su roja y redonda cabeza, el quijotesco gastronómico se destaca por el chiste, la frase halagadora, una contagiosa carcajada y su gentileza: siempre está dispuesto a aceptarle un trago a quien lo invite de buena voluntad.”

La Federación de Sociedades Asturianas de Cuba le ofreció un homenaje por sus 85 años, pero La Habana toda le recuerda y atesora entre sus personajes que le aportaron amor, sabiduría y alegría a sus calles y moradores.


* Nota del editor: en Cuba se llama Fruta Bomba a la papaya o lechosa, también conocida como mamón en el norte de Argentina.

Por: Florencio Betancourt

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