(RCA – 19/09/2023) El Alma llanera es una de las canciones más representativas de la tradición venezolana y se encuentra en muchos más lugares de los que cabría sospechar, dado que ha superado ampliamente el ámbito de la música. Veamos por qué…
Eduardo Parra Istúriz
Hay varias razones por las que el Alma llanera no es tan sólo un joropo. La primera y más obvia es que la canción que conocemos actualmente era sólo un segmento de una obra mayor: una zarzuela en la que se incluía esta canción.
Alma llanera: Zarzuela en un cuadro es el nombre de la obra completa, y se estrenó el 19 de septiembre de 1914, con rotundo éxito. Los asistentes salieron del Teatro Caracas muy contentos, y la prensa también hizo excelentes críticas, a pesar de lo cual, ni el tema ni la obra volvieron a interpretarse hasta finales de ese año.
Nadie podía sospechar que, con el paso de los años, el texto de Rafael Bolívar Coronado, musicalizado por Pedro Elías Gutiérrez, estaría en todos los rincones de la geografía nacional e internacional, pero sobre todo, incorporada a la cotidianidad del venezolano.
Todo tiene su final… o su Alma llanera
Pedro Elías Gutiérrez era un músico nativo de La Guaira, al norte de Venezuela, que había obtenido el puesto de director de la Banda Marcial de Caracas (entonces Banda Marcial del Distrito Federal), entidad con la que cada fin de semana hacía un repertorio de canciones populares en la Plaza Bolívar de la capital venezolana.
Otro director de orquesta, el maestro Sebastián Díaz Peña, había escrito una canción llamada Marisela, y Gutiérrez usó parte de la música de este tema para el poema de Coronado, así que la composición no era suya en un 100 por ciento.
Gutiérrez fue director de la Banda Marcial hasta 1946, así que tuvo muchas ocasiones para interpretar este tema frente al público caraqueño y, semana tras semana, la canción se hacía más popular, así que comenzó a ubicarla al final del programa.
La gente se acostumbró a que ese tema marcase el final de la retreta, así que pronto todos los finales se asociaron al Alma llanera (sigue vigente hasta hoy) y, aunque a algunos no nos agrade mucho, cada vez que se termina una fiesta en un local nocturno se pone a sonar el Alma llanera, con lo que todo el mundo entiende que hay que irse.
En el beisbol, que es el deporte más popular, a la última entrada se le conoce como “el inning del Alma llanera” y en cualquier contexto se puede mencionar el tema para dar a entender que todo se termina. No es raro escuchar que alguien diga “yo me quedo hasta que suene el Alma llanera”.
Invenciones de última hora
Desde hace unos meses circula un video en el que una persona afirma que la letra del Alma Llanera dice “soy hermano de los pumas”, en vez de “soy hermano de la espuma”, e inmediatamente entramos en corto circuito.
Nuestro amigo y colaborador Manuel España, un brillante miembro de los equipos de debate de la Universidad Central de Venezuela (UCV), sirvió como investigador auxiliar en Caracas y se acercó hasta la Biblioteca Nacional, en donde encontró el registro del guión original, donde se aclara por completo la letra original, libre de felinos.
Tal vez la persona a la que se le ocurrió sumar pumas evocaba el espíritu de Rafael Bolívar Coronado, quien además de periodista y escritor, también era un consumado mentiroso que llegó a falsificar textos, lo cual le valió un descrédito total. Falleció en 1924 sin haber recibido un céntimo por la obra, aunque más adelante sus herederos sí.
Por otra parte, Bolívar Coronado nunca sintió amor por su obra y por el contrario, llegó a decir: “De todos mis adefesios es la letra del Alma Llanera del que más me arrepiento”. Gutiérrez, como ya sabemos, la amaba y gozó de una vida mucho más larga, falleciendo en 1956.
Versiones y derechos de autor
Del Alma Llanera se han hecho cientos, tal vez miles de versiones, incluyendo algunas en formato de mariachi, lo que ha llevado a confusiones a algunas personas que creen que el tema es mexicano al pesar de que menciona el río Arauca, ubicado en la extensa llanura que comparten Colombia y Venezuela.
El carácter local de la letra es tal, que bien pudiera formar parte del movimiento nacionalista o del criollismo de Rómulo Gallegos; pero la canción de adelantó dos décadas a dichas tendencias y, a pesar del marcado localismo del tema, se han grabado adaptaciones en cientos de idiomas e instrumentales; así como en los más variados ritmos.
Artistas tan disímiles como Plácido Domingo, Dámaso Pérez Prado, Franck Pourcel, La Lupe, Jorge Negrete, la Orquesta Filarmónica Nacional de Londres se han encargado de inmortalizar para el público mundial una canción que es considerado el segundo Himno Nacional de los venezolanos.
Fronteras adentro, en cambio, reinan las versiones corales, como la del Orfeón Universitario de la UCV; o las de solistas como Alfredo Sadel o Simón Díaz; y una enorme cantidad de orquestas típicas y sinfónicas.
Los Derechos de Autor sobre el tema, en cambio, no están en manos venezolanas desde hace muchos años. En 1942, Pedro Elías Gutiérrez vendió los derechos a Peer International Corporation, omitiendo la participación de Bolívar Coronado y despojando a Díaz Peña.
Más allá de quién se quede con las regalías, el Alma llanera es venezolana y en 2014, con motivo de su centenario, el gobierno del país la declaró Bien de Interés Cultural de la Nación. Lamentablemente el entramado de leyes de Copyright de EE.UU. ha imposibilitado la recuperación de esos derechos, que en cambio, pudieran extinguirse en 2024, al cumplirse 70 años de la muerte de Pedro Elías Gutiérrez.