03 – Silvio: yo no sé por qué esa bobería

¡Cuéntale a los demás!

Hace escasos días falleció Oscarito Valdés, percusionista cubano vinculado a la agrupación Diákara y por supuesto, al mítico conjunto Irakere. Con Silvio Rodríguez grabó un disco que se publicó con 30 años de atraso.

Una anécdota que recogí de amigos cubanos lo involucra, pero curiosamente, ocurre en un momento en que él no estaba presente. Se trató de un concierto de Silvio Rodríguez en el Teatro Karl Marx, una importante instalación cultural icónica de La Habana.

Para quienes seguimos la vida y obra del trovador cubano es sabido que, si bien desde hace tiempo está bastante calmado, le molestaban bastante las interrupciones del público durante los conciertos y cuando esto ocurre es capaz de salidas no muy amables, incluso hacia sus mismos seguidores.

En diciembre de 2003, en Caracas, una muchacha le gritaba insistentemente desde el público: «¡Silvio, te amooo! ¡Te amoooo!» a lo que Silvio respondió: «Oye, yo también te amo, ahora déjame cantar un poquito…» y se hizo el silencio.

Una de las cosas más difíciles de manejar cuando se está en escena, y esto lo digo desde mi experiencia personal, es la rítmica a destiempo; es decir, ese momento en que el público se emociona y comienza a aplaudir un tema movido, intentando llevar el ritmo, pero falla. En la música del Caribe, con su clave 3 – 2, la situación puede ser caótica.

Corrían los años ‘90 y Silvio Rodríguez ofrecía un recital ante más de 100 personas, tal como hemos dicho, en el Karl Marx, en La Habana; y todo estuvo bien hasta que llegó el turno de Canción Urgente para Nicaragua, un tema con un planteamiento rítmico de cierta dificultad y que también tiene buena velocidad.

La gente, al identificar el tema, comenzó a aplaudir para llevar el ritmo, pero con tan mala pata que Silvio dejó de cantar y mandó a parar todo. Favor leer el texto que sigue con acento cubano:

– O’eme, yo no sé por qué esa bobería de querer aplaudir las canciones -soltó, visiblemente molesto– y es que de veddá es una bobería, porque aquí ya estamos los músicos para hacer el ritmo…

En la medida en que hablaba, me cuentan, se fue molestando más… para rematar con la lapidaria frase:

– Y es que además, si estuviera aplaudiendo Oscarito Valdés, estuviera haciéndolo bien, pero es que ninguno de ustedes es Oscarito Valdés…

Y comenzó otra canción.

Audio facilitado por Esperanza Casanoves.

Al día siguiente, el mismo Silvio ofrecía sus disculpas por escrito en una nota de prensa que se publicó en la prensa cubana.

Recorte de prensa facilitado por Reinaldo Pineda.

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