Todos los países del área del Caribe conocen perfectamente lo que significa el sincretismo, especialmente Cuba, donde las religiones africanas se hicieron milagrosas para sobrevivir frente al bárbaro catolicismo que se les trató de imponer a los esclavizados y a los originarios.
Con el paso del tiempo algunos latinoamericanos han terminado por asumir y defender los patrones ideológicos de quienes fueron (y siguen siendo) sus verdugos, los torturadores de sus culturas, formas y tradiciones. Impresiona tal servilismo.
El sincretismo cultural no es más que la mezcla, la combinación de elementos de distintas culturas. Ya ello habla claramente del mestizaje, pero seguimos buscando que sean los originarios y no los colonizadores los que saquen ganancia de la riqueza cultural, porque de hecho en Latinoamérica todos los continentes viven, pero Latinoamérica no vive en ellos, en sus tierras, ni en sus costumbres.
En el Caribe se supo hacer permanecer lo prohibido de las culturas de África y de la Abya Yala. Resistieron y permanecen frescas, vivas y retadoras. La cultura que trató de ser dominada, permanece como las palmeras que se mecen y no las arranca cualquier huracán.
Tiburón
qué buscas en la orilla.
Los milagros los pueden hacer Dios, Jesús, María y los Santos, pero los cambios en La Tierra los hacen los pueblos, y de qué manera. Soberanía le llamamos.
Sincretismo no es turismo y por eso algunos conocen a María Lionza por vías no profundas. Conocen sí de la venta de islas y la privatización de playas, como las de Taboga. Qué pena.
Los cambios en Venezuela los hacen los venezolanos y el “milagro” pedido a María Lionza se puede revertir. Se trata del gobierno que libremente Venezuela se ha dado. También se trata de la ofensa a la Reina de Sorte, y meterse con los sincréticos originarios trae consecuencias. Que se los digo.
Lil Rodríguez