La historia de Lucía, de Serrat

¡Cuéntale a los demás!

Lucía está considerada, según algunas fuentes, la mejor canción de amor de la música en español. Aquí te traemos los relatos y mitos sobre el romance que inspiró su famosa letra.

El intento desesperado por detener una boda, un período de reclusión en un monasterio, un manojo de relatos divergentes y el necesario misterio sobre la identidad de la mujer que la inspiró son algunos de los elementos que forjaron el imaginario que rodea a Lucía, la canción compuesta por el catalán Joan Manuel Serrat hace más de 50 años, y que fue juzgada como “la mejor canción de amor” de la historia de la música en español.

Publicada en 1971, como parte del disco Mediterráneo -que recibió algunas críticas lapidarias apenas editado-, Lucía fue compuesta el año anterior a raíz de un idilio cuyas fechas y nombres permanecen imprecisos.

La canción tampoco gozó de un inmediato suceso (de hecho, formaba parte del lado B del vinilo que incluía Pueblo Blanco, Tío Alberto, Aquellas pequeñas cosas y el título que dio nombre al álbum) pero, con el tiempo, se convirtió en un modelo de la canción de amor, especialmente reivindicada por el movimiento de la Nueva Trova Cubana.

La versión oficial de su origen es simple. “No hay mucho que contar. Como dice el bolero, es lo que pudo haber sido y no fue. Pero también fue lo que fue y, a fin de cuentas, en la vida lo que queda es lo que cuenta”, dijo Serrat al diario La Nación en 2007, interrogado sobre la historia real detrás del tema.

El trazo grueso de aquel disco, Mediterráneo, fue compuesto entre agosto y noviembre de 1970 mientras Serrat, junto a otros intelectuales españoles, se recluyó en el monasterio Monserrat de Barcelona en protesta por el llamado “proceso de Burgos” (un juicio contra 16 miembros de ETA) y contra la pena de muerte. Pero el origen de Lucía parece coincidir con un romance al que se lo ubica en los meses previos.

La prensa española ha especulado que el idilio inspirador ocurrió entre Serrat y una azafata de la aerolínea Iberia, y se proyecta que fue en los primeros meses de 1970 a raíz de que -previamente- el cantante estaba vinculado con la modelo catalana Mercedes Doménech, con la que tuvo su primer hijo (Queco) en 1969.

La confesión

El relato se consolidó a partir del contexto que ofreció el cantautor cubano Santiago Feliú en una nota para Página 12 en 2011: “En 1997 tuve la emoción de cantar «Mediterráneo» con Serrat en el teatro Carlos Marx de Cuba… El caso es que después nos fuimos al hotel a charlar, y en una de esas le dije: «Creo que Lucía es la mejor canción de amor que existe», y él, con una tranquilidad pasmosa, me respondió: «Está buena, sí». Y le digo: «¿Buena? Está buenísima!», y me comenta: «Yo le hice una maldad a esa muchacha, la llamé el día de su boda». Entonces se hicieron unos segundos de silencio. «¿Y?», le pregunto. «Joder tío, que es muy fuerte…»”, me contestó».

Según Feliú, en ese punto de la charla cambiaron de tema. “Pero al final, antes de irme, recuerdo que parado en la puerta le pregunté si la canción la había hecho antes o después de aquella llamada a Lucía. Se quedó pensando unos segundos y me dijo: «¿Sabes que no me acuerdo?». Y yo me fui muerto de la risa…”

Sin embargo, más allá de su origen, la canción tomó su propio recorrido y fue versionada por Silvio Rodríguez, Rosario, Miguel Bosé, Pasión Vega y Andrés Calamaro, que al lanzar su versión citó elípticamente aquella historia de la azafata.

Se trata, puesta a contraluz, de una canción de recogimiento, escrita en persona, una suerte de carta cantada, en verso libre, a quien no está; comienza con un vocativo: “Vuela esta canción para ti, Lucía”.

Transita también por la hipérbole:

“no hay nada más bello
que lo que nunca he tenido
nada más amado
que lo que perdí”


y enfatiza su transformación a partir del amor: «Si alguna vez fui bello y fui bueno…”.

Lucía no fue la única canción de Serrat con nombre propio ni menos la única atravesada por un relato sin confirmación. Como ejemplo, siempre circularon historias sobre la inspiradora de La montonera, aquel tema de Serrat que reza:

“Con esas manos de quererte tanto
pintabas en las paredes «Lucha y vuelve»”


difundida en plena efervescencia política argentina de los años 70.

Se la presume dedicada a Marie Anne Erize Tisseau (otros señalan a Norma Arrostito), una argentina de padres franceses. “No he dicho nunca el nombre y no lo haré ahora, porque representa a todas las mujeres asesinadas. No sólo es una muchacha que muere. Es una muchacha que muere por una idea, por un pensamiento tan fuerte que, a pesar de no sentir admiración por quien la dirige, sigue peleando”, afirmó Serrat con una referencia, a la vez, a las interpretaciones sobre el estribillo:

“Qué buen vasallo sería / si buen señor tuviera”,

que puede aparecer como una crítica a Perón o a la conducción de Montoneros.

Esta canción quedó incluida en el cierre del documental Cazadores de utopías (1995), de David Blaustein. Cuando ya estaba fabricado el CD con la banda sonora, Serrat prohibió la edición de su canción con una promesa: no quería “quemar” la canción, ya que pretendía grabarla en un futuro disco.

La palabra de Serrat fue ley y toda la tirada fue destruida. No pudo ser más diferente el destino de Lucía: Mediterráneo fue uno de los discos más vendidos de la historia de la música de habla hispana.

Este texto fue publicado originalmente en El Blog de Shayra, que puedes visitar haciendo clic AQUÍ

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *