
Apreciados Ciudadanos del Caribe, esta esquina es histórica. (Si no leíste la primera parte de este texto, te recomiendo dejar este y empezar por AQUÍ.) Tan, pero tan histórica es que en ella también se gestó otra historia que dio forma a lo que es el pueblo caraqueño musicalmente… ¡Sí! ¡Musicalmente!
Al hacer tal aseveración no quiero decir que allí había una escuela de música, ni que allí se hicieron composiciones de lo que seria más tarde el género musical urbano que representa la identidad musical de Caracas: el merengue caraqueño o merengue rucaneao; no se trata de eso, se trata de que en esa esquina (no solo esa esquina, hubo otras) se generaría un movimiento musical que nos representaría a los caraqueños.

Para la época del Siglo XIX los conjuntos o grupos no solo tocaban merengue rucaneao o caraqueño; también valses y joropos. Se incluía el pasodoble, legado de España, pero ocurrió algo: nació un pasodoble con un tumbao diferente. Los músicos de la Caracas del siglo XIX tomaron el pasodoble y lo hicieron suyo y de nosotros, a nuestra manera.
Volviendo a la esquina de La Torre, pasó que en esta esquina, en la Pepe Alemán y la Plaza López, y gracias a la presencia de una famosa cervecería, La Donzella, esa misma a la que el maestro Billo hace referencia en una de sus canciones, fue allí que comenzó la cosa.
En La Torre, la Donzella
Refieren en Caracas en Retrospectiva que la Cervecería Donzella tuvo su histórico antecesor en la Cervecería Strich, donde J.J. Donzella se inició en el rito de la espuma lupulosa y cebádica, como hombre de confianza de Gustavo Strich.

El popularísimo negocio estaba ubicado nada menos que en la esquina de La Torre, frente a la plaza Bolívar, la Catedral y el hermoso edificio Washington, ahora demolido, como tantas casas y cosas en Caracas. Por allí pasaba todo el mundo, ante un permanente chorro de cerveza y otro de cordialidad, respeto y buenas maneras que imponen la elegancia y el buen equilibrio de la cultura etílica.
Eran de alta categoría las tertulias, en éstas intimaban literatos, artistas, comerciantes, actores teatrales nacionales y de compañías extranjeras, toreros, deportistas, agentes viajeros, músicos de alcurnia en los pentagramas y también pimientosos cañoneros e integrantes de la nómada tribu de la llamada orquesta “vente tú…» (porque en la esquina de La Torre, quien iba a poner una fiestecita se acercaba al grupo y escogía así: «vente tú, vente tú…»).

En Strich primero y en Donzella después imperaba la más absoluta camaradería e igualdad, desde un canciller u otro alto personaje hasta el muy popular y jacarandoso «Muda e’ Gallo».
En otro artículo de Ylich Orsini , cantante y director del grupo Los Cañoneros, titulado El cuento completo de la música cañonera, se refuerza esta idea y se ofrecen detalles:
«A medida que la ciudad iba creciendo y desarrollándose, la demanda de músicos fue creciendo, fue entonces que nació una modalidad muy particular. Había lugares específicos, como lo eran la esquina de Pepe Alemán o la Plaza López, donde músicos de todo tipo se reunían a esperar que alguien viniera a contratar sus servicios, para llevar una serenata o armar una fiesta improvisada. A esos sitios llegaban los interesados y se daba un diálogo de este tipo:
– ¿Qué instrumento tocas tú?
– ¡Guitarra!
– Bueno, venté tú. Y tú, el del corbatín ¿qué tocas?
– Mandolina…
– Vente tú también.
Y de este tipo de conversación quedo instituido lo que se llamó las Orquestas Vente Tú, grupos constituidos según el gusto y la capacidad económica del contratante.”
Mas adelante el mismo Ylich Orsini en su artículo ¿Qué es eso del merengue venezolano? cita al maestro Aldemaro Romero:
«Esta denominación la comparte también Aldemaro Romero, quien afirmaba que los viejos músicos cañoneros que interpretaban este género musical y que solían reunirse en la esquina de La Torre, se referían a esta música como tango-merengue o tanguito y es que a juicio de este músico el merengue es hijo del tango gaditano, forma musical venida de Cádiz, España.”
Apreciados Ciudadanos del Caribe, esta es parte de nuestra historia, de nuestra identidad como caraqueños que somos. Un abrazo y mis respetos.