El último chamamé de Raúl Barboza

¡Cuéntale a los demás!

Hace pocos días falleció en París el maestro del chamamé, el acordeonista y compositor Raúl Barboza, considerado una figura fundamental de este hermoso género del folclore suramericano.

Eduardo Parra Istúriz

(RCA – 31/08/2025) El anuncio del triste suceso vino de parte de su productor artístico, Alberto Felici, quien transmitió a través de sus redes sociales lo que le comunicase la esposa del músico:

En mi carácter de productor artístico de Raúl Barboza, y haciéndome eco de una comunicación telefónica desde París (Francia) por parte de su esposa Olga Bustamante, tengo la triste noticia de comunicarles el fallecimiento del Maestro sucedida en la tarde de hoy, 27 de agosto de 2025 (…) Agradeciendo a cada uno de ustedes el acompañamiento que le han brindado durante toda su actividad profesional, les dejamos un abrazo y seguiremos informando de cualquier novedad, por este medio”.

Barboza había comenzado a tocar el acordeón siendo apenas un niño de seis años y se mantuvo activo hasta su fallecimiento. Contemos su historia.

Porteño y correntino

Raúl Barboza nació en la capital argentina el 22 de junio de 1938, hijo de una familia correntina; es decir, de la provincia de Corrientes, en donde se registraron los primeros chamamés, que luego se extendieron a toda esta región suramericana, rebasando fronteras nacionales y barreras lingüísticas.

Alonso Barboza, padre de Raúl, era guitarrista y en su momento un referente del chamamé en Buenos Aires. Pero era un desastre en la economía familiar que, según relataba nuestro protagonista, se salvaba gracias al malabarismo de su madre, Pilar. El señor Barboza le regaló a su hijo un primer acordeón cuando tenía 6 años, y éste lo dominó tan velozmente que le consideraron un niño prodigio, que pronto se incorporaría al trío de su padre bajo el sugerente nombre de “Raulito el mago”.

Con 12 años ya había grabado como parte del Conjunto Correntino Irupé y se sumó al trío de Julio Luján, pero pronto, en 1955 se incorporaría a la Compañía de Ariel Ramírez (autor de la Misa Criolla), ganando reconocimiento popular. Allí compartió musical y fraternalmente con otras glorias argentinas, tales como el autor y cantante Jorge Cafrune o el charanguista Jaime Torres.

Cabe destacar que Barboza fue un innovador al preferir un acordeón diatónico de cuatro hileras al tradicionalmente usado, con lo que aportó interesantes sonoridades al chamamé. Cuando Ariel Ramírez graba su famosa Misa Criolla, en 1964, es Raul Barboza quien se encarga del acordeón, y ese mismo año CBS le ofrece un contrato, llegando así a grabar su primer disco.

Su prestigio creciente lo llevó a compartir escenarios y grabaciones con Atahualpa Yupanqui, Astor Piazzola y Mercedes Sosa entre sus coterráneos, pero también con internacionales como José Carreras o Peter Gabriel.

Chamamé regional e internacional

Pocos artistas han llegado tan lejos con algún género argentino distinto al tango como lo logró Barboza. Fue el primero en presentarse en Japón; pero primero sería ampliamente reconocido en su tierra, donde recibió en tres ocasiones el premio Atahualpa.

También se hizo acreedor, tres veces, del premio Konex: Instrumentalista (1985 y 2015), así como solista masculino de folclore (2005).

Para llegar hasta allí, Raúl Barboza grabó 39 discos en Argentina, desde Presentando al Nuevo Ídolo del Litoral (1964) hasta Barboza Cuarteto, en 2016. Sin embargo se cuentan otros 30 álbumes en países como Francia, Brasil, Alemania, España y Japón. Su más reciente trabajo es Solo en París, del año 2024. Este trabajo internacional le valió el reconocimiento de la Sadaic (Sociedad de Autores y Compositores de Argentina) por su labor como difusor del chamamé en el exterior.

No es despreciable su aporte al género que lo vio crecer: la difusión de este ritmo y sus variantes en todo el mundo, su mezcla con rítmicas de India, parte de África y de Europa lo elevaron a otros niveles, llamando la atención de propios y extraños. El chamamé fue declarado en 2020 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Finale vivace

Nacionalizado francés, país en el que se radicó desde 1987, comenzó desde el principio, angelado por el ejemplo de Astor Piazzola quien, como recordaremos, fue rechazado en su momento por los tangueros tradicionales. Barboza se dio cuenta -y así lo mencionó en varias ocasiones- de que él (y su chamamé) se consagraría en el exterior. Así que se lanzó a la aventura en tierras galas.

En Francia su talento se impuso y también recibió lauros de su segunda patria, incluyendo el Grand Prix du disque de la Academia Charles-Cros (Gran premio del disco de la Academia Charles-Cros), el Diapason d’or (Diapasón de oro), y fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras.

Por otra parte, Barboza también aparece en nueve películas, además de los documentales El sentimiento de abrazar, (2017) y La voz y el viento, (2022), que abordan su vida y obra.

Tan recientemente como en 2024 realizó una gira acompañado de nuevos talentos en Argentina, y el 5 de agosto de este año se presentó en Brasil.

A sus 87 años, el maestro del acordeón obtuvo el descanso y el abrazo de la tierra tras siete décadas de productiva carrera, que dejan profunda huella en la historia musical de Argentina y de los países en los que se canta y danza al ritmo del chamamé.

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