Inmensa alegría nos dio ver a Israel Girón, a Jesús Bosque y a Odila (Orquesta de Instrumentos Latinoamericanos) proyecto de Venezuela para el mundo, encabezar el programa de lanzamiento de la Gran Misión Ciencia, Innovación y Tecnología.
Que Odila estuviera allí y no los que siempre aparecen nos indicó desde el vamos que la Misión va por otro rumbo, más endógeno y propio. Deseamos lo mejor a Gabriela Jiménez y su equipo en Ciencia, Innovación y Tecnología. Es muy estimulante observar a esta valiosa científica y al contingente humano que batalla desde la conciencia tecnológica. Con ese proyecto estamos desde la ciencia y la música.
En medio de avalanchas noticiosas que alegran nuestro espíritu, y por otras que mueven a dolor, no nos distraemos de lo que ha significado que el Cuatro, el que es, el venezolano, tenga ahora y oficialmente su Día Nacional.
Recordamos que acá en Venezuela hubo una Escuela Técnica Femenina, y esta escribidora iba a la sede del final de la avenida San Martín, solita, porque allí daban clases de cuatro. Y era una gentará de muchachas, cada una con su Cuatro para aprender con las maestras, que eran mujeres. Mi cuatro no era de mucha calidad, pero fue el que mi madre pudo comprar, y con ese aprendí acordes y a “charrasquear” que dicen, los temas de nuestra tradición, Compadre Pancho, Sombra en los Médanos, Claveles de Galipán, y por ahí muchos más.
Por eso en la declaratoria del Día Nacional del Cuatro, el de cuatro cuerdas, no el de ocho o el de diez, porque Cuatro es Cuatro, reivindicamos a las mujeres Cuatristas que no hemos escuchado mencionar en estas horas estelares. Aprendí a tocar cuatro con mujeres y en ellas rindo tributo a Milagros Figuera, Liceth Hernández y Gerónima Muñoz, entre otras, que han aportado desde la sabrosa tradición y desde la feminidad, que importa, y mucho.