Plagio e Inteligencia Artificial vs. Derechos de Autor: ¿una batalla por la autenticidad artística?

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El plagio es el acto de usar las palabras o ideas de otra persona sin darle crédito. Es una falta ética que tiene graves consecuencias.

Hay muchas maneras de plagiar. Por ejemplo, copiar y pegar el trabajo de otra persona, parafrasear algún trabajo sin citar correctamente la fuente y usar las ideas sin darle crédito correspondiente al autor para apropiarse de ellas, son las más comunes. Es una forma de deshonestidad. Es una falta grave porque atenta contra la integridad y también de la buena fe de quien te lee. Cuando plagias, no solo te estás engañando a ti mismo, sino que también estás engañando a todos.

El plagio de Cipriani

Uno de los más notables y escandalosos casos de plagio lo protagonizó el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, Perú, quien fue acusado de plagio. Un sitio web peruano, Utero.pe, descubrió que Cipriani copió grandes secciones de un libro del Papa Benedicto XVI sin citar fuentes en una columna que escribió para el diario El Comercio.

La columna, titulada El sentido de la primavera en nuestra historia, fue publicada el 16 de agosto de 2015. Utero.pe constató que Cipriani había copiado seis párrafos del libro Communio del papa Benedicto XVI, en ese momento, cardenal Joseph Ratzinger. Y si eso no bastaba, también copió partes de una encíclica del Papa Pablo VI, Ecclesiam suam.

Al verse descubierto, Cipriani se disculpó por el plagio y dijo que no tenía la intención de copiar los pasajes. Dijo que había leído los libros en cuestión hace muchos años y que “había olvidado” de dónde había sacado la información.

Cardenal Cipriani

El escándalo dañó la reputación de Cipriani quien se destacó por ser una figura controvertida en Perú. El cardenal no enfrentó ninguna consecuencia legal por su plagio. Aunque usted no lo crea el plagio no es un delito en Perú* (inexplicable pero cierto), y la Iglesia Católica no tiene su propio sistema legal. Cipriani solo fue censurado por la conferencia episcopal peruana, que le ordenó disculparse públicamente y pagar una multa. Sin embargo, la reputación de Cipriani fue en picada. En 2017 fue acusado de homofobia y misoginia, y se vio obligado a renunciar a su cargo como presidente de la conferencia episcopal peruana, no sin antes darse la jubilación e irse al retiro, aunque sigue siendo el obispo Emérito de Lima.

Si el plagio ya es un atentado al acto creador, ahora se presenta una modalidad muy específica en las artes visuales que hace más difícil detectar un plagio o, en todo caso, la originalidad. Voy a citar dos eventos interesantes que tienen una cosa en común: el uso de la Inteligencia Artificial (IA) para la creación.

Inteligencia artificial, ¿creación o plagio?

El primer acontecimiento fue en Alemania, donde Boris Eldagsen, ganó la categoría Creative Open en los Sony World Photography Awards en el 2023 con su imagen Pseudomnesia: The Electrician. Luego de anunciarse el veredicto reveló que la imagen fue creada usando inteligencia artificial (IA) y posteriormente rechazó el premio. Eldagsen dijo que ingresó la imagen en la competencia como un “provocador” para ver si se aceptarían las imágenes generadas por IA y hasta qué punto llegaba la percepción del jurado sobre la obra y el método. También dijo que esperaba que sus acciones generaran una conversación sobre el futuro de la fotografía y el papel de la IA en el medio.

Pseudomnesia: The Electrician y a la izquierda, Boris Eldagsen.

La imagen se creó con el generador de IA DALL-E 2. Eldagsen usó DALL-E 2 para crear la imagen y la describió como «dos mujeres, una anciana y una joven, de pie en una habitación oscura».

El segundo caso es el del artista que ganó en EE.UU en el Denver Art Show 2023 con IA. Se trata de Jason M. Allen, diseñador de videojuegos. Su obra, Théâtre D’opéra Spatial, obtuvo el primer lugar en la categoría de artes digitales/fotografía manipulada digitalmente.

Allen usó una herramienta de arte de IA llamada MIDJOURNEY. Allen la usó para crear la imagen y la describió como «un hermoso y surrealista teatro de ópera en medio del espacio». Como es de suponer el trabajo de Allen desató reacciones mixtas. Algunas personas lo han elogiado por su belleza y originalidad. Otros lo han criticado por ser artificial y falso. Allen, ha dicho que está contento de haber provocado una conversación sobre el futuro del arte y que ese es su verdadero premio.

Théâtre D’opéra Spatial

Pero, por otro lado, la irrupción de la IA ha desatado una feroz controversia en cuanto a los derechos de autor y la autenticidad artística. En medio de la revolución digital, artistas, programadores y legisladores se enfrentan en una batalla por definir quién tiene el control y la propiedad sobre las obras generadas por máquinas. La IA ha demostrado su capacidad para crear imágenes impresionantes, pero aquí está el asunto: ¿es realmente arte o simplemente una imitación sofisticada? Para el creador visual, el acto creador tiene dos elementos sustanciales: la expresión y la originalidad.

Algunos argumentan que las creaciones generadas por IA carecen de originalidad y autenticidad, ya que se basan en algoritmos y aprendizaje de datos existentes; y muchos preguntan ¿dónde queda la esencia del verdadero arte en todo esto? En un mundo donde cualquiera puede acceder a imágenes generadas por IA de alta calidad de forma gratuita o a bajo costo, ¿qué sucede con los artistas tradicionales? ¿Su trabajo artístico humano se ve amenazado por una sobreexposición y una desvalorización? ¿Acaso los artistas se verán relegados a meros espectadores en su propio campo?

Derechos de autor, ¿de quién?

Lo más intrigante de esta batalla es la cuestión de los derechos de autor. Cuando una máquina produce una obra de arte, ¿quién debe recibir los créditos y los derechos? ¿El creador de la IA, el programador o el artista que utilizó la IA como herramienta? Esta disputa plantea interrogantes éticos y legales que aún no tienen respuesta. ¿Acaso estamos ante una conspiración para despojar a los artistas de su reconocimiento y recompensa?

Algunas personas sugieren el uso de la tecnología blockchain para registrar y autenticar las obras generadas por IA. Pero, ¿será suficiente para preservar la autenticidad y el valor artístico? ¿O simplemente estamos dando un barniz tecnológico a una lucha más profunda? Es importante reconocer que la IA puede ser una herramienta poderosa para los artistas y creadores, ofreciendo nuevas formas de expresión y monetización. Sin embargo, debemos asegurarnos de no caer en la trampa de la desvalorización del trabajo artístico humano. Es necesario encontrar un equilibrio que proteja y promueva la creatividad en la era digital.

Imágenes creadas con I.A.

Podemos hacer la portada del disco de alguna canción, y está bien. Podemos hacer un dibujo inspirado en algo, y está bien. Podemos compartir nuestra impresión acerca de una película, utilizando incluso capturas del filme, y está bien. Lo que hace la IA es hacer algo parecido, inspirándose en alguna obra para hacer algo inspirado en la obra original. Lo que destacará será la calidad del prompt, es decir, de las instrucciones del creador. Y es algo que requiere cierta práctica, conocimiento y precisión; no es introducir cualquier palabra y ya. Se habla ahora incluso de la ingeniería de prompts para la eficacia y eficiencia de la herramienta.

Esta batalla entre la Inteligencia Artificial y los Derechos de autor requiere una colaboración sin precedentes entre la comunidad artística, los expertos en IA y los legisladores. El tsunami de la tecnología de la IA y su discurso disruptor se ve desde la orilla y ya es hora de desarrollar políticas y prácticas que fomenten la creatividad, la innovación y la protección de los derechos de autor.

Se ve complicado, pero quien más impulse es el que mejor saldrá beneficiado. Es interesante pero esta situación ha despertado pasiones y ha desafiado nuestras concepciones tradicionales sobre la creación y la propiedad intelectual. Solo el tiempo y la determinación de los artistas lo dirán.

El cambio es algo que siempre tendrá resistencia; pero es inevitable. Hay que adaptarse al cambio y surfear en él. Podríamos decir que, por los vientos que soplan, en última instancia, la máquina seducirá al mundo artístico y todos seremos testigos de cómo la IA se convierte en la nueva musa de la humanidad.

¿Estamos preparados para ese futuro? Ahí les dejo a mis amigos y hermanos creadores de las artes visuales esa mandarina para que la pelen, ¡La polémica está servida!

*Nota del editor: Es un delito pero suele resolverse mediante una simple multa.

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