Prensa Latina
Guatemala, 20/02/2022 – Los guatemaltecos reverencian hoy en su día a la marimba, cuyo sonido inunda teatros con conciertos de lujo, pero también sale a las plazas para disfrute de todos.
Hablar del instrumento patrio es hacer un viaje en el tiempo y reunir disímiles calificativos: patrimonio cultural, elemento de identidad, fenómeno acústico, objeto de pasión y joya de la artesanía nacional, bastarían para tener una idea de su significado para los chapines de corazón.
Sus orígenes, sin embargo, todavía causan polémica. ¿Nació en África o en Indonesia, acaso en el Amazonas? son respuestas a medias; pero de lo que sí no hay duda es de que el ingenio de los guatemaltecos contribuyó a su reinvención.
La marimba también es sincrética
Léster Homero Godínez, creador del concepto de marimba de concierto, asegura que el continente africano aportó la idea de agrupar tablillas en sucesión y percutirlas, así como el vocablo de origen bantú.
De Europa vino el sistema musical temperado (escala de 12 tonos), el cual asigna un nombre y un sonido determinado a cada tablilla, en tanto Mesoamérica puso materiales exclusivos como la madera de hormigo y de güisil para fabricar teclas y baquetas, sin olvidar la herencia del tún utilizado por los mayas.
La fusión de todos estos elementos culturales llevaron primero a la creación de las marimbas de aro o arco, que tenían un teclado de madera de hormigo colocado sobre un marco de otra madera (pino o cedro), además de un cinto de tela que le servía al ejecutante para su traslado.
Según los historiadores, le colgaban calabazas o tecomates como cajas de resonancia y aún pueden verse en museos y en lugares distantes de la ciudad.
Poco después apareció la versión sencilla, con escalas diatónicas únicamente, cajas de resonancia y un teclado en donde ejecutan tres o cuatro personas, según su tamaño. A este conjunto se le agregó después otra pequeña llamada tenor.
Ya a inicios del siglo XX, surgen las de doble teclado, capaces de producir escalas cromáticas. Su invención se atribuye al quetzalteco Sebastián Hurtado por sugerencia del eminente músico Julian Paniagua.