… Y gracias por acompañarme con tus canciones y ser la banda sonora de mi vida.
Como tanta gente, yo conocí la obra de Serrat a través de la radio en la República Dominicana, cuando era apenas una niña. Cada noche, de diez a doce, me acurrucaba a escondidas con mi hermana y con la radio debajo de la almohada, escuchando un programa musical llamado La intimidad de la música, que nos descubrió un universo maravilloso lleno de notas, palabras y canciones.
El destino quiso que, algunos años después, conociera personalmente a Tavito Puello, el conductor del programa y también al locutor de radio Meny Almonte, un serratiano empedernido que se autocomplacía cada día con una o dos canciones de el Nano y que, en homenaje, bautizó a su primer hijo con el nombre de Joan Manuel.
Viviendo ya en Nueva York, y a través del productor musical Nestor Lacorén, conocí personalmente al representante de Serrat, José Navarro (Berry), y tuve la oportunidad de saludar al maestro en diversas ocasiones. Ya desde entonces bauticé a mi admirado Serrat como mi marido número uno.
A modo de anécdota, relataré aquella vez en la que, acompañada de mi esposo para que me hiciera una foto con él, éste le comentó a Serrat: “Que sepas que, para Shayra, tú eres su marido número uno”, a lo que respondió sonriendo: “No te preocupes, en estas cosas, el orden de los factores no es lo más importante”.
A nivel artístico, la magnitud de la obra de Serrat, tanto en cantidad como en calidad es impresionante. Desde su primer álbum en catalán, Una guitarra (1965) y el primero en castellano, conocido como La Paloma (1969), Serrat ha publicado un total de 32 discos y ha colaborado con artistas internacionales de la talla de Ana Belén, Víctor Manuel, Joaquín Sabina, Luis Eduardo Aute, León Gieco, Mercedes Sosa, Daniela Romo, Tania Libertad, etc.
Sin lugar a dudas, su obra maestra es el disco Mediterráneo, publicado a finales de 1971. La canción que da título al disco ocupa número uno en “Las 200 mejores canciones del pop-rock en español” según la revista “Rolling Stone” en el año 2010.
La influencia de Serrat abarca mucho más que su faceta creativa y musical. Aparte de constituir la banda sonora de tres generaciones, la riqueza lingüística de su obra convierten sus canciones en auténticas escuelas del idioma español y sus temas, muchas veces teñidos de una velada crítica social y política, entroncan directamente con las inquietudes cotidianas del pueblo que, además es testigo de la coherencia del personaje con la obra.
Así lo comprobamos con sus propias palabras, referidas a la grave crisis económica que se está viviendo en España: “Mi patria está en la calle; mi patria está con los que se levantan a trabajar y tienen que aguantar todo lo que está lloviendo porque algunos «patriotas» nos han metido en este lío”.
Por todos estos motivos, decir Serrat es mucho más que “decir amigo”. Una de sus canciones ha bautizado a la mayor de mis hijas, Mediterráneo me hace querer ser española, el verle en directo me emociona siempre hasta las lágrimas y no puedo evitar recordar, aquella vez en la que lo vi por primera vez, hace muchos años y, guiada por la locura de la juventud, me subí con él al escenario. Con toda su elegancia, me dijo “Señorita, por favor bájese… “. Por supuesto, descendí enseguida a mi butaca, pero me llevé conmigo un trocito de su alma que me acompaña cada día.
Lo amo profundamente. Sus canciones han sido mi compañía durante más de cuarenta años.
Este texto fue publicado originalmente en El Blog de Shayra, que puedes visitar haciendo clic AQUÍ
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