El Gran Combo llevó el sabor a Buenos Aires

¡Cuéntale a los demás!

En dos tremendos conciertos, el 22 y el 23 de octubre, el Gran Combo de Puerto Rico puso a bailar y a cantar a más de 5 mil personas en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires

(RCA – 24/10/2025) Desde las 8 de la noche se sentía la emoción en las gradas del Gran Rex, porque los presentes esperábamos ansiosamente al Gran Combo de Puerto Rico, agrupación que no visitaba Argentina desde hacía más de una década. Quien escribe esta nota asistió al concierto del día 22 de octubre aunque habría asistido gustoso el jueves también, porque los muchachos de Rafael Ithier nunca decepcionan.

Casi a las 9:30 de la noche se abrió el telón y los boricuas arrancaron duro, con Tengo un swing sabroso. La presencia de una institución musical con 63 años de trayectoria, y encontrarse con un cantante como Jerry Rivas, próximo a cumplir 50 años en El Gran Combo, es tremendamente significativo para quienes seguimos la carrera de estos músicos y amamos la salsa.

Hay que aclarar que no se quedan atrás en calidad vocal Joselito Hernández y Anthony García, quienes en la última década sustituyeron respectivamente a Luis Papo Rosario y al histórico Charlie Aponte. Ver a esos tres moverse por el escenario con sus logradas coreografías es un espectáculo aparte de la genialidad musical que fuimos a escuchar.

Banderas de hermandad salsera

En la parte alta del teatro el público se puso de pie apenas sonó la primera nota de los metales y ya nadie se volvió a sentar hasta que salió del teatro. Fueron casi dos horas en el que el público coreó emocionado los grandes éxitos, como el segundo tema, Que le pongan salsa, con el que ya no bastaba estar de pie, sino que empezaron a aparecer las parejas de bailadores, quienes lidiaban con la estrechez entre las filas de asientos para poder mover los pies.

Siguieron temas como Se me fue, Me liberé y un clásico entre clásicos: Paquito Eché. También sonaron Se nos perdió el amor y Ámame. Es muy impresionante cómo a pesar de que cambian los cantantes, el sonido de los coros y solistas es muy similar a los grabados en los discos. También hay que recordar que el coro era masivo, todo el teatro vibraba con el canto de los asistentes.

De pronto, desde los asientos alguien le acercó una bandera puertorriqueña a los cantantes, y muy poco después aparecieron, una tras otra, la de Argentina, Venezuela y Perú, una muy buena representación de la composición del público, mayoritariamente de esos países y también de Colombia.

Al darse cuenta de la composición internacional de la asistencia, los músicos comenzaron a hacer referencias a los países mencionados en sus comentarios, incluyendo el típico grito de «chimpún / Callao» que usan los peruanos en señal de alegría o triunfo.

No hubo cama pa’ tanta gente

Siguieron la fiesta con Aguacero, Regresa ya, Te regalo el corazón y Trampolín. Pero la gente esperaba otros clásicos, así que llegó el gran éxito No hay cama pa’ tanta gente y Brujería. En este punto los dirigidos ahora por Freddie Miranda (en ausencia del maestro Rafael Ithier) se despidieron de un público cada vez más emocionado.

Al grito de “¡otra, otra, otra!” que lanzaron al unísono 2.500 gargantas, los salseros no se hicieron esperar y arrancaron con Un verano en Nueva York, que además incluyó un impresionante solo de varios minutos a cargo del gran Richie Bastar en el bongó.

Los cantantes junto a Richie Bastar

La orquesta cerró con Ojos chinos, no sin antes prometer que regresarían y agradecer al público por tanta alegría y calor. Además recordaron que originalmente iban a hacer una sola presentación y debieron abrir una segunda fecha porque con tanto salsero en Buenos Aires, ahora ¡No hay cama pa’ tanta gente!

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