Alfreddy Bogado: compositor y sonero de clase por siempre

¡Cuéntale a los demás!

La salsa venezolana ha tenido exponentes claves y que lamentablemente la nueva generación no ha conocido. Es caso de Alfreddy Bogado, quien se nos fue a la rumba del cielo un 15 de agosto, coincidiendo con la tragedia del Grupo Madera, que todavía duele en la memoria.

Para acentuar el sentido cabalístico para la salsa en Venezuela, también el 15 de agosto es el cumpleaños el Padrino de todos, el sonero Rodrigo Mendoza.

Bogado se nos fue en el año 2015. Hoy queremos homenajear a este grande y resaltar su aporte, con parte de la entrevista que le hizo Swing Latino (Angel Méndez) reproduciéndola casi en su totalidad:


No hablamos de un salsero común y corriente. Alfreddy Bogado, además de cantante, ha logrado destacarse en el mundo de la composición, tanto en la interpretación como en el plano del “soundtrack” o temas de película, contándose entre ellas el bolero Macho y Hembra, compuesto de un día para otro para el filme del mismo nombre.

Alfreddy firma con el nombre completo que aparece en su cédula de identidad: Freddy José Bogao González, pero todos los conocen con Alfreddy y no sabe cuándo le colocaron una “d” a su apellido. Él dice que allí hubo un error, pero eso se quedó así. Alfreddy, porque así quería su madre que se llamara, pero el viejo “la puso” a la hora de presentarlo. y Alfreddy, quedó como nombre artístico.

-¿Tú eres de San Agustín?

—Eso es correcto. Nací el 18 de noviembre de 1943 en la II Calle de la Ceiba de San Agustín del Sur, con partera de por medio. Luego me llevaron a la maternidad para obtener la tarjeta, tú sabes.

—¿Otros músicos en tu familia?

—En mi casa todo el mundo tenía aptitudes musicales, pero el único que logró vivir de eso fui yo. Nunca he hecho otra cosa que no sea cantar, tocar guitarra… era mi vocación. Yo nací para esto.

CAM-BUR PIN-TÓN

Me inicié como todos los demás, en el barrio. Me regalaron un cuatro y por allí comencé.

Nos mudamos de San Agustín para Las Adjuntas, fue allí donde, como a los 17 años, formé un grupo llamado Los Contentosos. No era nada profesional, pero nos regalaban algún dinerillo por tocar en las fiestas. Yo le daba duro al tres, pero no tenía aspiraciones de nada, porque mi papá se oponía.

Un día un señor, que vivía por los lados de Antímano, había formado un grupo e iba a tocar en carnavales, pero necesitaba un tresista; le hablaron de mí y muy a regañadientes me dejaron ir. Ese señor era Oscar D’León, y me pagó por ese toque 800 bolívares, mucho más de lo que mi papá ganaba en un mes como jardinero. Allí fue donde mi papá le dijo a mi mamá: “Déjalo quieto, si quiere cantar y encima le pagan, que lo haga”.

El caso es que él me rompía la guitarra, los cuatros… no quería que fuese músicos porque sostenía que todos eran unos borrachos. Esa noche arranqué con su total consentimiento. Me dije entonces que ese sería mi destino. Me ganaría la vida como músico.

—¿Estaba formada La Dimensión?

—No, que va. Oscar tenía un bajo y no leía, no sé si ahora lo hace, pero eso era lode menos, porque al negro le sobraba swing. Cantar y tocar el bajo no es nada fácil y él lo hace a la perfección. Lo de La Dimensión vino después, cuando él se consiguió con Nico y con “Culebra”. Eso fue por los años 70, en La Distinción.

—¿Luego?

—Como yo quería aprender música me fui al Ejército. Allí formé parte de la orquesta de tropa en una agrupación que llamaron The Service Trans Five, (je jé), un nombre rockero. Más tarde, cuando salí, formé Los Cenit y continué en el ambiente con un trío llamado Sagitario.

—¿El grupo LaCalle?

—Viene de inmediato. Tocaba yo en un night club en la Plaza Venezuela cuando me fue a buscar Armando Biart porque necesitaban un cantante para un grupo llamado Ashe, que tocaba en el Feeling.

Lo formaban Antonio Parababí, Oscarcito Rojas, Argenis Camona, Eduardo Cabrera, Luis Gamboa, Gustavo Quinto, Freddy Roldán, William Puchi y El Muerto Silva en los trombones. A la hora de grabar no había números inéditos y de los ocho de ese LP, seis me pertenecen.

Allí están Maina, Macho y Hembra y otros. No se grabó con el nombre Ashe para evitar problemas religiosos, por eso se colocó LaCalle, pegado, para que sonara en francés. Alfreddy es hoy uno muy distinto al que veíamos en el Feeling. Como buen cristiano evangélico, da gracias a Dios todos los días por los momentos vividos. No se considera un fanático, pero eso sí, “sigo al Señor con obediencia”.

Luego de haber sido poseído por los efluvios etílicos durante más de 45 años, decidió dejarlos sin más ni más. “No tuve problemas para dejar ese vicio”.

—¿Y qué pasó con la “tomuza” Alfreddy, el afro, pareces otro?

—Ah, bueno… Cuando dejé de beber pensé que había que cambiarlo todo. Entré a la barbería de un amigo y me puse a leer una revista. Le dije al barbero que hiciera lo suyo. Adiós al afro y a la barba, el hombre de vaina me dejó unos bigotitos.


Alfreddy, en la rumba del cielo… ¡Ponle Sabor!

3 Comments

  1. Antonio Mayora

    Excelente entrevista muy profesional del pana Angel Méndez

  2. Víctor Manuel Cova Ney

    Que excelente y maravillosa Historia biográfica de este prestigioso personaje Freddy Bogado en lo personal me toca un poquito porque casi de esta misma manera Comencé yo en mis primeros pasos por estos andares de la Música! Y esta historia tiene una gran Similitud a la mía Dios tenga en un buen Sitial celestial a este gran sonero Venezolano y que viva la Salsa Venezolana mundial!

  3. Jefferson Parra

    Saludos cordiales es un placer seguir leyendo sobre la historia de nuestro músicos de Venezuela y todo su aporte a este género tan sabroso como lo es la salsa.
    También un gran saludo a una gran amiga cómo lo es la Yoyerlig y su gran herencia Swing Latino gracias amiga.

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