La arepa sale del pilón y viene con salsa

¡Cuéntale a los demás!

Hoy se celebra en muchos lugares del mundo el Día Internacional de la Arepa, una fecha que sirve para unir alrededor de un símbolo gastronómico a los venezolanos. Desde hace mucho tiempo se le canta y se celebra su existencia.

(RCA – 13/09/2025) Corría 2012 cuando la Organización Venezolanos en el Mundo (VenMundo) propuso celebrar un arepazo mundial, con la intención de reforzar la identidad entre los emigrantes de este país, mucho antes de que la emigración se convirtiese en un asunto masivo. Fue un éxito, tanto que al año siguiente se propuso el segundo sábado de septiembre como Día Internacional de la Arepa.

Con la llegada de venezolanos a todos los rincones del mundo nuestra arepa también se internacionalizó y comenzaron a llegar noticias de arepas ganando premios en programas de televisión o en concursos de gastronomía; y con ello también apareció una extraña rivalidad que alimenta morbos e ignorancias: determinar si la arepa es venezolana o colombiana.

El maíz y sus derivados están presentes en todo el continente americano desde hace milenios, y los pueblos taínos y caribes, al igual que los mayas, hacían diversas tortillas de maíz que siguen existiendo hasta hoy. La arepa es anterior a la llegada de los europeos.

Arepas dulces con anís

Lo que sí es venezolano es el nombre “arepa” que deriva de erepa, vocablo de la lengua cumanagota que significa “alimento, lo que sostiene la vida”, así que cuando un venezolano dice arepa, realmente dice mucho más. Nosotros no nos ganamos el pan, sino la arepa, con el sudor de la frente. Los niños no nacen con un pan bajo el brazo, sino con una arepa.

Entre tu arepa y la mía

Hay que aclarar que si bien la arepa es un alimento fundamental y especialmente desarrollado en Venezuela, al ser precolombina es lógico encontrar diversas formas de prepararlas en otros países con diversos nombres. Las pupusas y arepas centroamericanas son muy similares a las arepas venezolanas; incluso existen en el Caribe arepas de arroz.

Pupusas de El Salvador

De modo que la arepa más que dividirnos, nos une alrededor de un mismo elemento cultural. Ejemplo de ellos es la canción Arepas, del boricua Tite Curet Alonso: “Hay dignidad, hay tanto amor, cuando en la mesa sirven arepas de tradición”, cantada por la colombiana Arabella, quien en su soneo plantea “harina blanca con queso e mano son los manjares de mi gran pueblo venezolano”; la canción fue grabada en Venezuela, de donde mucha gente creyó que también era la cantante.

Ojo, que Arepas de Tite también fue interpretada mucho después por la pianista y cantante Prisca Dávila, quien se asoció a Gerardo Rosales y Jorge Glem para renovar el tema, con estupendos resultados.

El maestro Billo, un dominicano que el Alma Llanera para la hora de su muerte, no podía faltar, y también hizo un sabroso tema llamado La Arepa.

¿Cuantos países? ¡Qué importa! Es una misma nación caribeña.

A la arepa se le canta antes de nacer

Arepita de manteca pa’ mamá que da la teta
arepita de cebada pa’ papá que no da nada

Muchos (me cuento entre ellos) jugamos de bebés con esta canción popular que parece tonta pero encierra la importancia de agradecer a quienes nos dan la vida, vinculando la maternidad con la arepa. Más allá aparece Perucho Aguirre y compone Mi abuela, recordándonos cómo “la arepa en sus manos redondita le salía”. Y es que la arepa y sus músicas nos llevan al seno familiar, al hogar, a la imagen de las buenas mujeres que se encargaron siempre de que a los muchachos no les faltase su arepita.

Hoy en día las arepas son muy fáciles de hacer, pero antes de esta etapa, para hacer arepas había que descascarar el maíz, separar el grano y partirlo hasta hacerlo harina: pilarlo, se dice, porque se usa para ello un enorme mortero llamado pilón. Este trabajo, como muchos otros, tiene su propio canto.

En Venezuela los Cantos de Pilón, generalmente con versos improvisados, ayudaban a llevar el ritmo, a contarse las noticias del vecindario o a confesar sus amores:

«Aunque mi madre me mate
y me mate a trojerón
Nunca le pierdo el cariño que le tengo a Pedro León
«

Y contesta la compañera, llevando el ritmo con el otro mazo

«A las mujeres casadas
yo siempre las he querido
si salen preñadas dicen que es de su marido»

Por supuesto, las mujeres que pilan, las pilanderas, también encendían las pasiones de los varones, así que el colombiano José Barros escribió una de sus cumbias más conocidas, Las Pilanderas, popularizada en Venezuela por el dominicano Alci Sánchez. ¡Otra vez la nación Caribe!

“Que vengan de Santa Marta
que vengan para bailar
al son de las pilanderas
de mi pueblo tropical”

Cabe mencionar que el precio por la comodidad de las harinas actuales es la pérdida de la autenticidad del alimento por exceso de refinación: el maíz -ahora transgénico- literalmente no es lo que era antes; pero además… si nadie pila maíz ¿Quién cantará cantos de pilón? ¿Quién escribirá cumbias a las pilanderas?

Para no dejarlos más tiempo esperando, les dejo una lista de reproducción con una selección de canciones dedicadas a las arepas, porque hasta comiendo arepas, Venezuela habla cantando.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *